WASHINGTON (AFP). En las últimas cuatro semanas, más de nueve de cada diez habitantes de Estados Unidos han sido llamados por las autoridades a permanecer en sus casas para contener la propagación del nuevo coronavirus.
La cancelación de actividades llevó a una paralización económica que provocó la pérdida de 22 millones de puestos de trabajo en EE.UU. y empujó al país a la peor recesión desde la Gran Depresión de 1929.
Trump planeaba una masiva y generalizada reapertura para la Pascua. Pero las directivas anunciadas por la Casa Blanca dejan claro que el regreso a la cotidianeidad será lento, cauteloso y diferente para cada región.
No será el Gobierno federal, sino cada uno de los 50 estados los que decidan cuándo y cómo permitirán poner fin al confinamiento de la población y reabrir empresas, tiendas, restaurantes y escuelas.
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Estado por estado
En 29 estados donde el impacto del virus no ha sido tan fuerte se podrían levantar las restricciones “relativamente pronto”, dijo Trump.
No es el caso de Nueva York, epicentro del brote de covid-19 en Estados Unidos con 15.000 muertos, casi la mitad de todas las víctimas, donde la orden de confinamiento se extendió hasta el 15 de mayo.
El Gobierno estadounidense estableció tres fases, aunque sin mencionar fechas.
En la fase 1 se podrá acceder si los casos de coronavirus decrecieron en un periodo de 14 días y los hospitales operan con normalidad.
Las escuelas seguirán cerradas, las visitas a las residencias de ancianos prohibidas, se pedirá a los ciudadanos que eviten concentraciones de más de 10 personas, se seguirá incentivando el teletrabajo y negocios como restaurantes, gimnasios o cines podrán abrir cumpliendo con normas de distanciamiento social.
En la fase 2 las escuelas podrán volver a abrir, también los bares, deberán evitarse concentraciones de más de 50 personas, se seguirá incentivando el teletrabajo pero se podrán reemprender los viajes considerados no esenciales.
Finalmente, en la fase 3 se abrirán las visitas a residencias y hospitales, los centros de trabajo operarán sin restricciones, pero negocios como bares, restaurantes y cines deberán seguir cumpliendo con normas de distanciamiento social.
Hay varias zonas grises en las directivas de la Casa Blanca, pero algo es seguro: habrá una “nueva normalidad”, con órdenes de distanciamiento social en lugares públicos y restricción de las aglomeraciones por un tiempo.
Año electoral y reelección de Trump
En un año electoral atípico, la política también jugará su parte. Los estados gobernados por republicanos afines al presidente Donald Trump, que busca su reelección, puede que reinicien la actividad normal antes que los dirigidos por los demócratas en la oposición. Estos días, un movimiento cercano a la base de Trump surgió con reclamos de acabar con las cuarentenas y volver al trabajo.
Sin embargo, encuestas mostraron que la gran mayoría prefiere esperar para reabrir la economía. Los asesores médicos temen que una flexibilización prematura de las restricciones permita un resurgimiento del virus, lo que provocará un daño económico aún mayor. (AFP)
