En Israel, el Consejo de Seguridad Nacional ha diseñado un plan para salir de la emergencia sanitaria y reactivar la economía en cuatro fases.
En una primera etapa los trabajadores del ámbito financiero, alta tecnología o industrias –que emplean a más de un 10% de la población– podrían volver a trabajar adoptando reglas para prevenir el contagio: con mascarillas, una distancia de dos metros y estrictas normas de higiene. En esta fase también se ampliaría el transporte público –ahora funciona bajo mínimos–, podrían reabrir los centros de educación especial o preescolares y las oficinas del sector público retomarían en un 50%.
Las siguientes tres etapas se sucederían con dos semanas de distancia cada una.
El segundo paso sería la apertura de comercios y negocios no esenciales, actualmente cerrados, y el regreso a las escuelas de los niños de entre 6 y 10 años.
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El siguiente nivel contempla la vuelta al funcionamiento presencial de los colegios para los mayores de 10 años, aunque se recomienda que las universidades sigan con el curso de manera virtual. También se permitirá la apertura de cafés, bares y restaurantes, aunque en estos se deberán mantener las reglas de higiene básicas y el distanciamiento social.
Última fase
La última fase solo se adoptará cuando la pandemia esté bajo control, y prevé reabrir el resto de espacios de ocio o culturales, como salas de cine o teatro. Será también en este momento cuando se permitirá el regreso a los centros comerciales, la celebración de competiciones deportivas y el retorno de la circulación de vuelos de pasajeros. Así, la vuelta del turismo al país no se prevé hasta una etapa avanzada.
El plan, sin embargo, no contempla la ampliación de la libertad de movimientos al mismo tiempo para toda la ciudadanía: la población de riesgo y los mayores de 60 años deberán permanecer encerrados mientras estas fases avanzan y las autoridades definan el modo en el que se va aliviando su aislamiento.
