Acuerdo de París, lejos de urgencia climática

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Tres años después del Acuerdo de París, la comunidad internacional, reunida en la COP24, detalló las reglas para su aplicación y fijó algunas directrices para luchar contra el calentamiento global. En 2015, Paraguay se comprometió a reducir los gases de efecto invernadero.

KATOWICE, Polonia (AFP). Reunidos en la 24ª Conferencia de la ONU sobre Clima (COP24), unos 200 países definieron de qué manera lucharán contra el calentamiento del planeta, cuyos efectos ya registran en varias regiones con condiciones extremas como sequías, calor e inundaciones.

La plena operatividad del Acuerdo de París a partir de 2020 dará continuidad al Protocolo de Kioto (2005). Estas son las conclusiones de la COP24: Ambición. La COP24 estaba llamada a mostrar su firme compromiso a revisar al alza en 2020 sus promesas de reducción de gases de efecto invernadero, después de que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU alertara de la urgencia de actuar ante el alza de la temperatura global. Pero los países no pudieron acordar “acoger favorablemente” este informe debido a la oposición de Estados Unidos y Arabia Saudita, que rechazaron la conclusión referente a que el mundo no puede permitirse una subida de 1,5 ºC.

Tampoco avanzaron en aumentar sus metas de reducción de emisiones fijadas de forma voluntaria en 2015, contentándose en citar “esfuerzos para elevar las ambiciones en 2020”.

Seguimiento. La COP24 fijó las reglas sobre cómo verificar que las metas ya trazadas por unos 160 países se cumplen a partir de 2024, siguiendo las directrices del IPCC en esta materia. Cada dos años, los países presentarán un informe sobre sus acciones, que será evaluado por expertos, pero sin tener la posibilidad de aplicar sanciones. Cada 5 años, desde 2023, los países harán un “balance mundial” de sus esfuerzos colectivos para limitar la temperatura global y se acordará una flexibilidad para los menos avanzados y a los Estados insulares, en función de sus capacidades.

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Financiación. El pacto de París prevé que los países desarrollados ayuden financieramente a los países en desarrollo a reducir sus emisiones y adaptarse a los impactos del cambio climático. Los países más pobres esperaron en vano gestos fuertes sobre las promesas de las naciones ricas a aportar unos US$ 100.000 millones anuales a partir de 2020.

Pérdidas y perjuicios. El Acuerdo de París reconoce la “necesidad de evitar las pérdidas y perjuicios” ligados a los impactos del cambio climático, un punto que preocupa a EE.UU. porque teme que esto abra la vía a procedimientos judiciales para obtener una indemnización.

Transición justa. Muchos participantes en la COP24 abogaron por subrayar que la transición ecológica debe ir acompañada de medidas sociales para los trabajadores afectados por un abandono creciente de las energías fósiles.