Acusan a Temer de pedir coima

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El ámbito político brasileño se sacudió ayer tras divulgarse las declaraciones –en el marco de las investigaciones judiciales del caso “Lava Jato”– de un alto exejecutivo de Odebrecht quien asegura que el presidente Michel Temer recibió 2,9 millones de dólares de “propina” para financiar su campaña electoral de 2014, siendo compañero de fórmula de Dilma Rousseff.

BRASILIA (ANSA, AFP, EFE). El titular de la mayor constructora de Brasil, Marcelo Odebrecht, detenido por su participación en la mayor red de corrupción conocida como “Lava Jato” (lavadero de auto), confesó a la Justicia que Michel Temer recibió una “propina” millonaria.

Según Odebrecht, ese dinero ilícito (2,9 millones de dólares) fue solicitado para financiar la campaña electoral del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del cual Temer fue titular.

La operación “Lava Jato” (nombre de la investigación policial-judicial sobre el Petrolão), investiga desde hace más de dos años la trama de corrupción más grande de la historia de Brasil. La Fiscalía estima que se han desviado más 8.000 millones de dólares de la petrolera Petrobras.

La noticia fue publicada ayer por el diario Folha de São Paulo, repercutió de inmediato y se instaló como uno de los asuntos más importantes del día en Brasil, cuyo ámbito político –ya inmerso en una crisis de poderes– se vio sacudido en todos sus niveles.

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El Mandatario brasileño ha negado de forma “vehemente” las acusaciones en su contra y pidió a la Fiscalía que acelere la investigación para evitar que el país, sumido en una profunda crisis económica, quede “paralizado”.

La confesión realizada por otro exejecutivo de Odebrecht, Claudio Mello, salpicó también a algunos de los hombres fuertes de Temer, como el ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, y el secretario a cargo del plan de privatizaciones del Gobierno, Wellington Moreira Franco.

Odebrecht contó con detalles la reunión que mantuvo en mayo de 2014 en el Palacio de Jaburú, residencia del Vicepresidente de la República, cargo que ocupaba por entonces Temer, quien asumió la Presidencia hace 7 meses, tras la destitución de Dilma Rousseff.

El conglomerado de ingeniería firmó ese acuerdo de delación compensada con fiscales federales para que sus ejecutivos sean testigos del Estado, en un proceso legal que implicaría a más de 200 políticos, muchos de ellos miembros del Congreso brasileño.