El sector euroescéptico del Partido Conservador presiona a May para que no acepte las demandas del Partido Laborista, que quiere forjar una unión aduanera con el resto de países comunitarios tras el divorcio.
Los “tories” euroescépticos creen que esa posibilidad limitaría la capacidad del Reino Unido de forjar acuerdos comerciales con terceros países, como Estados Unidos, tras la ruptura con el bloque europeo.
May advirtió a los euroescépticos de su partido que el brexit duro que defienden no es una posibilidad que esté sobre la mesa, dado que el Parlamento ha votado en diversas ocasiones en contra de esa vía.
Las únicas opciones viables son aprobar finalmente un acuerdo, para lo cual necesitará el apoyo de los laboristas, o bien que el proceso de salida acabe frustrando.
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Los laboristas reprochan a May que no parece dispuesta a mover sus líneas rojas para acercar posturas.