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Aunque los cortes de energía eléctrica no son una novedad en nuestra región, la situación en Venezuela excede todo tipo de proporciones.
En el país, los cortes son de una frecuencia abrumadora y en esta ocasión, la situación es particularmente grave, afectando a todo el país, y durando ya más de media semana.
Tras veinte años de gobierno chavista, la corrupción galopante y el uso abusivo del dinero público para el clientelismo político (interno e internacional), han empobrecido al país.
Esta situación hace que toda la infraestructura estatal se encuentre en decadencia, al no haberse realizado las inversiones necesarias para su mantenimiento.
Sin luz, agua, incomunicados, los venezolanos llevan cuatro días de un apagón sin precedentes que ya dejó 17 pacientes muertos, y amenaza con prolongarse indefinidamente, aumentando las angustias que padecen por la severa crisis política y económica que golpea al país, informó la agencia EFE.
La suspensión masiva del servicio eléctrico, la peor registrada en este país de 30 millones de habitantes, comenzó el jueves a las 16:53 locales (17:53 hora paraguaya), tomando ribetes dramáticos: los fallecidos, mayoritariamente son enfermos renales que no pudieron recibir diálisis.
Los hospitales que tienen plantas generadoras las usan sólo para emergencias. El país está prácticamente paralizado, con negocios cerrados y poco transporte, sin actividades laborales ni escolares.
La descomunal falla eléctrica viene a castigar aún más a una población que sufre por la escasez de medicinas y alimentos, y ahora de agua, por el fallo en el suministro al no haber energía.