Atentados de la CIA, entre hechos y mitos

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LA HABANA (AFP). Según el fallecido dictador Fidel Castro, él había sido blanco de unos 600 intentos de asesinato, con lo que podría competir por un récord Guinness, pero investigaciones más serias reseñan unos “ocho intentos concretos de la CIA” de acabar con su vida y varios planes para buscar su anulación política, y la mayor parte nunca pasó de la fase de laboratorio.

Documentos de la CIA y un informe del Comité del Senado presidido por el congresista demócrata Frank Church en 1975 revelan conspiraciones contra su imagen y también contra su vida.

El informe del Comité Church encontró “evidencias concretas” de que hubo al menos “ocho intentos concretos de la CIA de asesinar a Fidel Castro desde 1960 a 1965”.

Depilar al “barbudo”

Algunas de las ideas ni siquiera tenían como objetivo matar a Castro y parecían más ingeniosas travesuras de estudiantes de secundaria.

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El Comité Church señaló que desde marzo a agosto de 1960, “la CIA evaluó planes para minimizar el carisma de Castro saboteando sus discursos”.

Una idea que se manejó fue esparcir con aerosol un químico similar al LSD (droga alucinógena) en el estudio de grabación de Castro, pero el plan fue rechazado. La idea era mostrar a los cubanos que su líder había perdido la razón.

De igual manera, la División de Servicios Técnicos (TSD, por su sigla en inglés), consideró introducir un químico que produce desorientación temporal, de manera de que Castro apareciera como un tonto.

Quizá uno de los atentados más peculiares que se planificaron en su contra fue dirigido contra su barba, ícono de la cúpula castrista.

La CIA contempló poner sal de talio en sus zapatos, de manera que al ser absorbido o inhalado, provocaría la caída del vello. Caída la barba, caería la imagen icónica. Pero el plan tampoco prosperó.

Cigarro letal y sicarios de la mafia

Una caja de los puros favoritos de Castro fue tratada con “toxina botulínica letal tan potente que mataría a cualquier persona con tan sólo poner el cigarro en la boca”, dijo el Comité.

Los puros fueron entregados a una persona sin identificar en febrero de 1961, pero no figuran datos sobre si finalmente se buscó hacerlos llegar a Castro.

En 1960, la CIA reclutó sicarios de la mafia para asesinar a Castro y ofreció una recompensa de 150.000 dólares a quien lograra matarlo.

Además, el TSD elaboró una pastilla con la toxina botulínica, que fue entregada al funcionario cubano, Juan Orta. Pero después de varios intentos, a Orta aparentemente le dio pánico y abandonó la misión, según un memo de la CIA.

En 1963, el jefe de una sección de la CIA pidió a su asistente que investigara la posibilidad de colocar una caracola explosiva en los lugares en que Castro hacía buceo. Tras ser analizado minuciosamente, el plan fue descartado.

También se planeó hacerle llegar un traje de buceo “contaminado” con esporas y bacterias que le provocarían una grave enfermedad en la piel. El laboratorio contaminó además el respirador. Pero todo quedó dentro del laboratorio.

La CIA suministró a un alto dirigente cubano apodado AM/LASH, quien quería eliminar a Castro, una pluma estilográfica con una aguja hipodérmica tan fina que Fidel no podría darse cuenta cuando alguien chocara contra él inyectándole un potentísimo veneno. Este plan también falló.