Cargando...
Tanto Bolsonaro como Haddad generan adhesiones pasionales y a la vez los mayores índices de rechazo del país.
Las últimas encuestas han logrado disipar la incertidumbre inicial de esta atípica campaña y confirman una tendencia sólida de cara a la primera vuelta, el 7 de octubre:
Bolsonaro, que se recupera en un hospital de la puñalada que recibió en un mitin, lidera con un 28% de intención de votos, según Ibope.
Haddad, que subió 11 puntos desde que fue oficialmente investido candidato consigue un 19%.
Más abajo están el centroizquierdista Ciro Gomes (11%), el centroderechista Geraldo Alckmnin (7%) y la ambientalista Marina Silva (6%).
Bolsonaro, con sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas, tiene un índice de rechazo consistente, de 42%; en tanto que Haddad, junto con los votos y el fervor por Lula, está heredando también el odio que el exmandatario (2003-2010) despierta en amplias capas de la población, con un 29% de electores que dicen que nunca votarían por él.
Empate técnico
En una segunda vuelta, prevista para el 28 de octubre, Bolsonaro y Haddad igualan, con 40% de intenciones de voto cada uno, 15% de votos blancos y nulos y 5% de indecisos, precisa la encuesta realizada esta semana.
El duelo entre la derecha y la izquierda centró prácticamente todas las elecciones desde la redemocratización en 1985, encarnado a partir de 1994 por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) y el PT.
Pero esta vez, en un contexto de hartazgo de la corrupción y de crisis económica.
El PT parecía condenado a salir de la historia, después del impeachment de la presidenta Dilma Rousseff en 2016 y del encarcelamiento en abril de este año de Lula, condenado a 12 años y un mes de cárcel por corrupción y lavado de dinero.