BEIRUT (EFE). La Comandancia Suprema de las Fuerzas Armadas sirias proclamó ayer lunes el fin del “régimen de calma”, como denominó la tregua, que, en realidad, expiró la pasada medianoche, aunque hasta el anuncio del Ejército ninguna parte la había dado por terminada.
En su nota, las Fuerzas Armadas remarcaron su “intención y determinación de continuar con su misión nacional de luchar contra el terrorismo para establecer la seguridad y la estabilidad”.
Y justificaron su decisión por las más de 300 violaciones del cese de las hostilidades por parte de “organizaciones terroristas armadas”, que, afirmaron, han documentado.
“Las organizaciones terroristas armadas se han aprovechado, han movilizado a sus terroristas y armas, y se han reagrupado para reanudar los ataques contra zonas residenciales, posiciones militares y preparar operaciones terroristas amplias, especialmente en Alepo (norte), Hama (centro) y Al Quneitra (sur)”, enumeró.
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De esta forma, las autoridades sirias daban por finalizada la tregua, pese a que la oposición considera que quienes debían hacerlo eran Estados Unidos y Rusia.
El portavoz opositor Riad Agha, de la Comisión Suprema para las Negociaciones (CNS) –principal alianza opositora siria–, opinó que correspondía a Washington y Moscú anunciar el fin o la prolongación del alto el fuego, porque este “fue fruto de un acuerdo entre ambos países”.
