Las palabras de Xi suponen un espaldarazo para el régimen norcoreano en un momento en el que el diálogo sobre desnuclearización entre Pyonyang y Washington está atascado desde febrero pasado.
La firma de un tratado de paz que dé por cerrada la Guerra de Corea (1950-1953), que se detuvo solo con un alto el fuego, es una de las principales demandas de Pyonyang, que considera que un acuerdo ayudaría a evitar un hipotético ataque estadounidense.
Xi subrayó también su compromiso de jugar un papel activo para alcanzar la desnuclearización de la península coreana.
Por su parte, Kim dijo que sus esfuerzos para rebajar la tensión no han obtenido respuesta de EE.UU., pero afirmó también que se mantendrá paciente.
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El viaje de Xi se da una semana antes de su cita con el presidente de EE.UU., Donald Trump, en la cumbre del G20 en Japón, por lo que se cree que esta reunión con Kim ayudaría a impulsar el estancado diálogo.
En Hanói, Norcorea abogó por un desarme gradual acompañado del progresivo levantamiento de sanciones, mientras que Washington dijo que no relajaría sanción alguna hasta que el régimen comunista no elimine sus programas nuclear, de misiles y de armas químicas y biológicas.
Desde entonces, Washington ha insistido en que no modificará su postura y el régimen ha endurecido su retórica e incluso ha realizado dos ensayos de misiles.