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MANAGUA (EFE). Sin visos de solución a la crisis, con un régimen socialista divorciado con el sector privado, sin la ayuda venezolana, y con la cooperación internacional congelada, Nicaragua, el segundo país más empobrecido de América y desgarrado por décadas de guerra civil, conflictos y desastres naturales, se encamina a sus peores años económicos desde la década de los años 80, cuando también gobernó Ortega.
La crisis -que estalló hace un año por una impopular reforma a la seguridad social y que ha dejado, según diferentes organizaciones pro derechos humanos, entre 325 y 568 muertos- provocó el desplome de la economía de Nicaragua, el segundo país más empobrecido de América, sólo superado por Haití.
En 2019, el PIB de Nicaragua decrecerá un 5%, pronosticó el Fondo Monetario Internacional (FMI) .
Nicaragua será el único de Centroamérica con saldo rojo por segundo año consecutivo y la segunda en América Latina y el Caribe que más decrecerá en 2019, superada sólo por Venezuela
El régimen de Ortega proyecta un decrecimiento de 1,01% en 2019, mientras para la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) estima una contracción de entre el 7,3 % y 10,9 %.
Este año, la mitad de los nicaragüenses enfrentará el riesgo de la pobreza si no se resuelve la crisis sociopolítica, según Funides.
Las personas que viven con US$ 1,79 o menos diario se incrementó y la pobreza general pasó de 20,4 % en 2017 a un 23,5% el año pasado.
El escenario adverso que sufrió la economía en 2018 derivó en la reducción de la Inversión Extranjera Directa (-63,2 %) y el turismo (-41,1 %), según el Banco Central.
Sobre Nicaragua penden sanciones de EE.UU. con la Ley Magnitsky Nica, y la amenaza de la Unión Europea de otras medidas similares contra el presidente Ortega y sus allegados.
Además, el Consejo Permanente de la OEA comenzó a aplicar la Carta Democrática Interamericana al país, lo que podría culminar con su suspensión del organismo continental.