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Degradado ya a tormenta tropical, Isabel proseguía el viernes su camino hacia el norte, en dirección de Canadá, tras haber provocado nueve muertes en Virginia, tres en Carolina del Norte, dos en Maryland y una en Pensylvania, sobre todo a causa de árboles caídos y accidentes de automóvil.
Más de 2,5 millones de hogares carecían de electricidad esta mañana (1,6 millones en Virginia, más de 100.000 en Carolina del Norte, 500.000 en Maryland y Washington D.C. y 300.000 en Pensylvania).
El presidente estadounidense, George W. Bush, que se trasladó a la residencia de verano de Camp David, declaró el jueves como zona de emergencia una parte de Carolina del Norte y de Virginia, lo cual liberará fondos de ayuda para los ciudadanos afectados, dijo la Casa Blanca.
En Virginia, al sur de Washington, 15.000 personas pasaron la noche en refugios luego de que el río Potomac se desbordó e inundó zonas de Alexandria, una ciudad histórica de cara al río.
Los residentes de varios condados fueron invitados a no ducharse para ahorrar agua y a hervirla antes de consumirla.
Washington aún no perdía del todo sus aires de ciudad fantasma, con el gobierno federal cerrado por segundo día consecutivo pese a que el ojo del huracán pasó a más de 100 km de aquí. Unos 350.000 empleados federales sumaron así a sus escasas vacaciones anuales un fin de semana largo de cuatro días.
La mayoría de las escuelas, universidades y negocios tampoco abrieron sus puertas, aunque un servicio de metro y de autobús limitado fue reanudado esta mañana.
Semáforos apagados y ramas y árboles caídos -uno de ellos bloqueando la calle 17, a una cuadra de la Casa Blanca- eran los vestigios del paso de Isabel por las cercanías de la capital política del mundo.
Miles de árboles caídos y desechos transportados por los fuertes vientos cortaron varios cables de electricidad, explicó Bill Byrd, portavoz de la empresa Dominion, que suministra energía en Virginia y el noreste de Carolina del Norte.
El restablecimiento de la electricidad ‘‘llevará mucho tiempo’’, quizás hasta siete días, añadió Byrd, tras explicar que los equipos técnicos recién están evaluando los daños.
Pepco, otra empresa que suministra electricidad en Washington y Maryland, coincidió en que será necesaria al menos una semana para que vuelva a hacerse la luz.
La cantidad de hogares con apagón representa ‘‘más de dos tercios de nuestros abonados y la mayor cantidad en toda la historia de la compañía’’, precisó Pepco en un comunicado.
Los vuelos desde y hacia los aeropuertos de Washington Dulles y Baltimore experimentaban retrasos de unos 15 minutos, mientras el aeropuerto Ronald Reagan de Washington fue reabierto este mediodía.
Más de 2,5 millones de hogares carecían de electricidad esta mañana (1,6 millones en Virginia, más de 100.000 en Carolina del Norte, 500.000 en Maryland y Washington D.C. y 300.000 en Pensylvania).
El presidente estadounidense, George W. Bush, que se trasladó a la residencia de verano de Camp David, declaró el jueves como zona de emergencia una parte de Carolina del Norte y de Virginia, lo cual liberará fondos de ayuda para los ciudadanos afectados, dijo la Casa Blanca.
En Virginia, al sur de Washington, 15.000 personas pasaron la noche en refugios luego de que el río Potomac se desbordó e inundó zonas de Alexandria, una ciudad histórica de cara al río.
Los residentes de varios condados fueron invitados a no ducharse para ahorrar agua y a hervirla antes de consumirla.
Washington aún no perdía del todo sus aires de ciudad fantasma, con el gobierno federal cerrado por segundo día consecutivo pese a que el ojo del huracán pasó a más de 100 km de aquí. Unos 350.000 empleados federales sumaron así a sus escasas vacaciones anuales un fin de semana largo de cuatro días.
La mayoría de las escuelas, universidades y negocios tampoco abrieron sus puertas, aunque un servicio de metro y de autobús limitado fue reanudado esta mañana.
Semáforos apagados y ramas y árboles caídos -uno de ellos bloqueando la calle 17, a una cuadra de la Casa Blanca- eran los vestigios del paso de Isabel por las cercanías de la capital política del mundo.
Miles de árboles caídos y desechos transportados por los fuertes vientos cortaron varios cables de electricidad, explicó Bill Byrd, portavoz de la empresa Dominion, que suministra energía en Virginia y el noreste de Carolina del Norte.
El restablecimiento de la electricidad ‘‘llevará mucho tiempo’’, quizás hasta siete días, añadió Byrd, tras explicar que los equipos técnicos recién están evaluando los daños.
Pepco, otra empresa que suministra electricidad en Washington y Maryland, coincidió en que será necesaria al menos una semana para que vuelva a hacerse la luz.
La cantidad de hogares con apagón representa ‘‘más de dos tercios de nuestros abonados y la mayor cantidad en toda la historia de la compañía’’, precisó Pepco en un comunicado.
Los vuelos desde y hacia los aeropuertos de Washington Dulles y Baltimore experimentaban retrasos de unos 15 minutos, mientras el aeropuerto Ronald Reagan de Washington fue reabierto este mediodía.