Exiliados cubanos no ven democracia posible mientras gobiernen los Castro

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MIAMI, EE.UU. (EFE). Al cumplirse diez años después de que Fidel Castro delegase el poder en su hermano, el general Raúl Castro, los exiliados cubanos dicen que no ha habido cambios relevantes en Cuba desde el 31 de julio de 2006, cuando brilló la esperanza de una transición hacia la democracia, y los consideran improbables mientras los Castro gobiernen.

“Los cementerios de esta zona de Miami están llenos de gente que celebró con botellas de champán la salida o las ‘muertes’ de Fidel Castro”, dice con lágrimas en los ojos Eduardo, un cubano de Camagüey que lleva más de 30 años en EE.UU.

Eduardo habló así a las puertas del café Versailles, donde el 31 de julio de 2006, después de que se anunciara oficialmente en Cuba que el líder de la Revolución delegaba el poder en su hermano Raúl, debido a una grave enfermedad, un grupo de personas mostró su júbilo por lo que a sus ojos podía ser el comienzo del fin de la dictadura castrista.

Los manifestantes de hace 10 años aparecen en las fotos agitando banderas de Cuba, con la mirada brillante y una sonrisa esperanzada.

Para María Elena Alpizar, portavoz en Estados Unidos de las Damas de Blanco, son las nuevas generaciones, “menos adoctrinadas” y empoderadas por la tecnología, que les permite conocer lo que pasa dentro y fuera de la isla y organizarse con las redes sociales, las únicas que pueden propiciar el fin del castrismo.

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El deshielo con EE.UU., iniciado en diciembre de 2014, se ha “quedado en la superficie”. Lejos de ayudar a un cambio, “ha estirado un poco más la vida del régimen”, opina un dirigente.

Un opositor interno, Iván Hernández Carrillo, sindicalista independiente condenado en 2003 a 25 años de cárcel por “peligrosidad social”, es enfático: “No podemos esperar nada a corto plazo del Gobierno ni tampoco de fuera de Cuba, somos nosotros mismos los que debemos proyectar el cambio”.