La activista Tarana Burke creó el movimiento #MeToo en 2006, pero el hastag no se hizo mediático hasta hace pocos meses, cuando la actriz Alyssa Milano lo recuperó.
“Si alguna vez has sido sexualmente asaltada o acosada, escribe un ‘yo también’ (#metoo) como respuesta a este tuit”, escribió Milano antes de irse a dormir.
Al día siguiente, se despertó con 30.000 respuestas y un fenómeno viral en ciernes. Desde entonces, cada vez son más mujeres las que alzan la voz para denunciar situaciones de acoso y abuso sexual.
#MeToo se usó millones de veces en unos 85 países. generando una verdadera revolución, y con la intención de animar a las víctimas a poner fin al silencio de este delito que afecta tanto a mujeres como a hombres.
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La revista Time destacó la fuerza de las primeras denunciantes, algunas de ellas anónimas, otras famosas.
Entrevistó a docenas de víctimas en su trabajo, incluidas estrellas de cine, limpiadoras de hoteles, dependientas, ingenieras de Sillicon Valley hasta trabajadoras agrícolas.
Entre las entrevistadas está la cantante Taylor Swift, que habló públicamente por primera vez desde que ganó la demanda que interpuso contra un DJ, que la manoseó durante un concierto.
La trabajadora de un hotel, Juana Melara, relató cómo durante décadas ha sentido la “mirada” lasciva de los huéspedes mientras limpiaba sus habitaciones y que, en una ocasión, uno de ellos la encerró y le enseñó su pene erecto. Otra de las primeras en denunciar fue la extrabajadora de Uber, Susan Fowler.
Tanto ella como muchas más son para Time y para el mundo la chispa que impulsó una “revolución” y que ahora debe dejar paso a un “cambio social” profundo.
Estalla Hollywood
De la política a los medios, pasando por la industria del entretenimiento en Estados Unidos, ningún sector de la sociedad se salva.
El productor ganador de 81 premios Óscar fue denunciado por varias mujeres de abuso sexual. Pero él lo niega.
Figuras destacadas de los medios de comunicación y políticos también enfrentan casos similares.
El demócrata John Conyers, el miembro más antiguo de la Cámara de Representantes de EE.UU., se vio obligado a renunciar. Cinco mujeres que trabajaron para él durante varios años denunciaron que el legislador tuvo comportamientos inadecuados y avances sexuales con ellas.
“Me voy ahora, cuando un hombre que se ha jactado de agredir sexualmente a mujeres ocupa el Salón Oval”, dijo en referencia al presidente Donald Trump.
Como demuestra el movimiento #MeToo (Yo también) Estados Unidos parece haber despertado del letargo sobre las agresiones sexuales, un silencio roto que parece haber llegado para quedarse, y que promete estallar en otros países. (AFP/EFE)
