La costa oeste se convierte de esta manera en la región más extensa de Estados Unidos en donde la marihuana es legal y sigue una reglamentación similar a la que rige para la venta de alcohol.
Los primeros estados en legalizar en 2012 el consumo recreativo del cannabis fueron Colorado y Washington, a los que en noviembre de 2014 se unieron Oregón, Alaska y el Distrito de Columbia, donde se halla la capital federal.
El pasado 8 de noviembre, coincidiendo con la elección de Donald Trump como presidente de EE.UU., los votantes también aprobaron el consumo recreativo del cannabis en Maine y Massachusetts.