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El último padre de la patria murió a los 93 años la noche del martes pasado, víctima de un ictus (accidente cerebrovascular) que lo afectó el 13 de septiembre y que pareció que no resultaría letal, casi testimoniando la leyenda de indestructibilidad que envolvía al personaje.
Su cara casi siempre marcada por un optimismo contagioso, obtuvo el premio Nobel de la Paz 1994 junto al palestino Yaser Arafat, tras el histórico acuerdo israelo-palestino, firmado en Oslo, que marcó la posibilidad de una futura paz entre ambos pueblos.
El cuerpo del expresidente será llevado al Parlamento en Jerusalén, para que los israelíes puedan despedirse.
Peres será enterrado mañana en el cementerio nacional de Monte Herzl, un homenaje al que asistirán líderes de todo el mundo.
Israel enfrenta un complicado rompecabezas para organizar un funeral al que asistirán líderes como los presidentes de Estados Unidos, Francia, Alemania, el príncipe Carlos de Inglaterra y Bill Clinton, quien supervisó la firma en Washington de los acuerdos de Oslo entre israelíes y palestinos.