El futuro de Netanyahu, en el poder desde hace más de diez años sin interrupción y 13 en total, parece en peligro desde las elecciones del pasado 9 de abril.
Celebrar de nuevo comicios de manera tan rápida sería algo sin precedentes en Israel, y existe preocupación por el costo y la prolongada parálisis política que implicaría.
Sería también un duro revés para Netanyahu, quien el pasado lunes recibió el apoyo de su aliado, el presidente de EE.UU., Donald Trump.
Netanyahu tiene hasta la medianoche de hoy para formar una coalición de gobierno, conforme al mandato que le confió el presidente israelí Reuven Rivlin tras las elecciones.
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Pero a pesar de su triunfo el 9 de abril, el primer ministro se enfrenta a las duras negociaciones con Avigdor Lieberman, el que fue su ministro de Defensa. Además, se instaló la duda de si la exigencia para sumarse a la coalición es una estrategia de Lieberman para obtener más o si hay un conflicto personal con Netanyahu.
De momento el partido de Netanyahu, el Likud empezó el proceso de disolución del parlamento (Knesset).
El presidente Rivlin podría optar también por confiar la formación del gobierno a otro diputado, una hipótesis que Netanyahu rechaza.
Para salir de la crisis, la lista de centro-derecha del principal opositor de Netanyahu, el general Benny Gantz, dijo estar dispuesta a formar un gobierno de unión con el Likud.
Un gobierno como este tendría una sólida mayoría de 70 diputados sobre 120. Pero el partido de Ganz pide que ese gobierno no incluya a Netanyahu, algo que él no parece querer aceptar.