Gobierno paraguayo no define sobre la Embajada palestina

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El Gobierno paraguayo no ha respondido aún a la solicitud de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de abrir una embajada en Asunción, tras la polémica situación de ida y vuelta de la legación paraguaya entre Tel Aviv y Jerusalén, según relató el ministro de Exteriores palestino, Riad Maliki, en entrevista para ABC desde Ramala, en Cisjordania, donde también hablamos del conflicto israelo-palestino y aspectos de la situación en Oriente Medio.

En el conflicto israelo-palestino, el estatus de Jerusalén es uno de los principales escollos en las negociaciones de paz y de establecimiento de un futuro Estado palestino.

El plan original de partición para la creación de los Estados de Israel y Palestina preveía que la ciudad de Jerusalén fuese sometida a una administración internacional.

Tras la instalación del Estado de Israel, países árabes atacaron a ese país, y los jordanos tomaron el territorio conocido como Cisjordania, incluyendo la parte oriental de Jerusalén.

En el año 1967, en la “Guerra de los Seis Días” Israel conquistó Cisjordania y toda Jerusalén.

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En 1980, el gobierno israelí declaró a Jerusalén, como su capital, lo que motivó que la comunidad internacional retirara sus embajadas desde esa ciudad a la ciudad de Tel Aviv.

En los Acuerdos de Oslo de 1993, israelíes y palestinos acordaron la futura creación del Estado palestino en las fronteras de 1967.

La cuestión es que Israel considera la totalidad de Jerusalén como su capital, y los palestinos reclaman la parte oriental de la misma como la suya.

Embajada “itinerante” 

Paraguay fue una de las 33 naciones que votaron a favor del Plan de Partición de Palestina en la ONU, allanando el camino hacia la creación del Estado de Israel, con el que inauguró relaciones diplomáticas en 1949.

En 2011, nuestro país estuvo entre los latinoamericanos que reconocieron a Palestina como un Estado libre e independiente con las fronteras del 4 de junio de 1967.

Una de las últimas acciones del expresidente Horacio Cartes fue disponer el traslado de la embajada paraguaya en Israel desde la ciudad de Tel Aviv a Jerusalén.

Esa medida fue revertida, a poco de asumir el nuevo mandatario Mario Abdo Benítez, en agosto pasado, lo que desató una crisis diplomática entre Israel y el Paraguay.

Tras la decisión del presidente Abdo Benítez de retornar la embajada a Tel Aviv, el gobierno israelí dispuso el cierre de su representación diplomática en Asunción.

En este contexto, la Autoridad Nacional Palestina solicitó, a su vez, abrir una embajada en Asunción.

El ministro de Relaciones Exteriores palestino, Riad Maliki, relató que la cancillería paraguaya aún no respondió a dicha solicitud.

Maliki manifestó su “extrañeza” ante esta demora, indicando que una petición similar del gobierno de Turquía, presentada también en fechas cercanas, ya había obtenido una respuesta (afirmativa) del gobierno paraguayo actual.

La situación creada en torno a las idas y venidas de la embajada paraguaya en Israel, continúa en la polémica.

División palestina 

En 2007, los palestinos vivieron una corta guerra civil, que determinó el control de la región conocida como Franja de Gaza por parte del movimiento Hamás (radicales); mientras que en Cisjordania quedó la ANP (moderados, liderados por Fatah, principal miembro de la OLP, agrupación de la mayoría de los grupos políticos palestinos).

Ambas facciones buscan el establecimiento del Estado palestino, pero Hamás pretende la eliminación del Estado de Israel; mientras que Fatah abandonó las armas hace años, y es partidaria de las negociaciones diplomáticas con los israelíes.

El ministro Maliki manifestó a ABC que Hamás es funcional a Israel: “Cada cohete inútil” que Hamás lanza contra Israel “justifica los ataques israelíes a Gaza”, “los cohetes dañan la causa palestina mientras nosotros” (Al Fatah) buscamos neutralizar el uso del ejército israelí para entrar en un campo” (el del Derecho) en el que podamos negociar en pie de igualdad, jurídicamente, en foros internacionales”.

Consultado sobre los intentos que existen de negociar la unificación palestina para encarar la conformación pacífica del Estado Palestino, Maliki contestó que “Fatah optó por negociaciones directas, Hamás por la acción armada (incluso habló de terrorismo), porque eso le brinda popularidad, aunque el costo ha sido la destrucción total de la infraestructura civil en Gaza. Acá” (en Cisjordania) la gente no quiere la destrucción de la infraestructura. Son posiciones muy difíciles de conciliar”.

Sin embargo, Maliki considera que las diferencias entre Fatah y Hamás no producirán nuevos enfrentamientos: “no habrá una guerra civil” palestina, porque “es lo que a Israel le conviene”.

No obstante con su política de negociación, Fatah organiza acciones de protesta contra de Israel, alguna de las cuales hemos presenciado, las que se explican por la necesidad política de Fatah de mantener para sí la bandera de la resistencia contra Israel ante la opinión pública palestina.

El ministro Maliki manifestó que “en Israel los árabes son de segunda, hay segregación, los visitantes pueden verlo, las colonias israelíes en Cisjordania, las carreteras exclusivas para israelíes en nuestro territorio”, “las leyes de la Kneset (Parlamento israelí) discriminan a los árabes y los no judíos” y agrega que “la ocupación” (israelí de Cisjordania) no es compatible con la democracia”.