En la conversación telefónica, Rousseff le dice a Lula, investigado por sospechas de enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y falsificación de documentos, que le envió con el subjefe de asuntos jurídicos de la Presidencia un documento con su nombramiento como ministro para que lo “usara en caso de necesidad”, informaron las agencias noticiosas.
Esta revelación contradice lo dicho por la propia mandataria horas antes, tras conocerse el nombramiento, alegando que no lo hacía para obstaculizar la investigación judicial.
Lula logra así, por el momento, esquivar la mano del estricto juez Sergio Moro, con un nombramiento que lo convierte en aforado (protegido por un fuero que le permite evadir la justicia ordinaria).
Moro, juez del Tribunal Federal de Curitiba, tiene a su cargo el grueso de las investigaciones del caso de corrupción en Petrobras; y ya ha aplicado 84 condenas, entre ellas contra los más poderosos empresarios, altos funcionarios de la petrolera y prominentes políticos que no tenían fuero privilegiado.
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Ahora este juez deberá remitir las causas relativas a Lula al Tribunal Supremo, en cuya jurisdicción se investiga a 94 políticos aforados por el caso de corrupción en Petrobras, pero donde todo el proceso se mueve más lento, y donde hay jueces nombrados por las presidencias de Lula y Dilma y con la mayoría oficialista en el Senado.
El robo en Petrobras es el mayor conocido en la historia del Brasil, con un daño al pueblo brasileño calculado en principio entre 2.000 y 8.000 millones de dólares.
Además, Lula es investigado por la Policía en otras dos causas, por presunto tráfico de influencias y un fraude fiscal para favorecer a automotoras.
La conspiración
“Estoy mandándote a Bessias [Jorge Rodrigo Araújo Messias, subjefe de asuntos jurídicos de la Presidencia] junto con el papel, para que puedas tenerlo y usarlo solo en caso de necesidad, que es el acta de posesión [de ministro]”, afirma Rousseff en su conversación con Lula.
La conversación deja traslucir que ambos están preocupados con la posibilidad de que algún juez ordene la detención preventiva de Lula antes de que el exmandatario sea investido como ministro.
La conversación fue grabada ayer mismo por la Policía Federal con autorización del juez Sergio Moro, que investiga la presunta participación del exmandatario en el escándalo de corrupción de la petrolera estatal Petrobras.
El juez Moro basó su decisión de levantar el secreto de sumario de la conversación para “propiciar el ejercicio de la defensa” de Lula.
Como el cargo de ministro le otorga al exjefe de Estado fuero privilegiado, Moro tendrá que trasladar todo el proceso contra el exmandatario al Supremo Tribunal Federal, la máxima corte del país.
Hace años, como joven político había dicho que los pobres si robaban, iban a la cárcel, mientras los ricos disfrutaban en la cara del pueblo brasileño.
Medios brasileños reprodujeron ayer una frase en ese sentido, aun más contundente, que Lula habría dicho en 1988: “En Brasil es así. Los pobres cuando roban van a la cárcel, los ricos se vuelven ministros”.
