En virtud del acuerdo de 1984 entre Londres y Pekín, que presidió su traspaso en 1997, la llamada Región Administrativa Especial de Hong Kong de la República Popular China disfruta de una semiautonomía y unas libertades que no existen en la China continental, en teoría, hasta 2047.
El domingo pasado, los hongkoneses ya habían protagonizado una colosal manifestación en rechazo de esa normativa, ante el temor de caer en manos de un sistema de justicia chino opaco y politizado, y creen que esta reforma perjudicará la imagen internacional y el atractivo de la ciudad semiautónoma.
Decenas de empresas y comercios de Hong Kong anunciaron su intención de cerrar hoy en protesta contra el proyecto del gobierno local.
La antigua colonia británica ha sido escenario de considerables disturbios políticos durante la última década, más o menos debido a la preocupación que suscita la creciente interferencia de Pekín en sus asuntos internos y por la percepción de que el acuerdo de cesión y el famoso principio “Un país, dos sistemas” ya no se respetan.
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El proyecto de ley contempla la extradición a todas las jurisdicciones con las que no existe un acuerdo bilateral, incluida la China continental.
Tras años de tensiones políticas en la antigua colonia británica, los hongkoneses ya no creen en las promesas de la dictadura comunista.
