FULDA Alemania (AFP). “Quiero pedir disculpas”, dijo el presidente de la conferencia episcopal alemana, Reinhard Marx, quien añadió que “los abusos sexuales son un crimen y tienen que ser castigados”, y lamentó que la Iglesia haya “durante demasiado tiempo mirado a otra parte, negado” los hechos.
El documento fue filtrado a la prensa a mediados de septiembre e informa de al menos 3.677 víctimas entre 1946 y 2014, en su mayoría niños varones de 13 años, que sufrieron abusos perpetrados por unos 1.670 clérigos.
El encargado de la investigaicón y profesor de la Universidad de Manheim, Harald Dressing, subrayó que, dadas las limitaciones (no accedieron a los originales y han percibido indicios de manipulación y destrucción de documentos), se puede decir que los casos registrados, tras revisar las actas de 38.000 sacerdotes, son un cálculo claramente “a la baja” y “probablemente la punta del iceberg cuyo tamaño real desconocemos”.
Destacó que apenas un tercio de los sospechosos fueron juzgados en virtud del derecho canónico, pero recibieron sanciones mínimas o incluso ningún castigo.
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A menudo se les trasladaba a otra diócesis sin que los fieles fueran informados del posible peligro para los niños.
Esos datos “indignantes” declaró la ministra de Justicia, Katarina Barley, y exigió a la Iglesia colaborar con las autoridades judiciales.
Alemania ya fue escenario de varios escándalos relacionados con la Iglesia.
Uno de los más sonados salió a la luz en julio de 2017, con la publicación de un informe sobre las agresiones físicas y los abusos sexuales sufridos por al menos 547 niños del famoso coro católico de Ratisbona entre 1945 y 1992.
La Iglesia Católica es la principal confesión en Alemania, con unos 24 millones de creyentes.
