Iglesia culpa a Maduro de hacer sufrir a venezolanos

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Con inusitada dureza, el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor Diego Padrón, criticó al presidente Nicolás Maduro al señalar que ningún gobierno había hecho sufrir al país como la administración actual, en referencia a la gran carestía en la que están sumidos los venezolanos. Además, lo responsabiliza de la suspensión del revocatorio.

La semana pasada, la iglesia instó abiertamente a los venezolanos a rebelarse en forma “pacífica y democrática” para “erradicar la dictadura” chavista de Nicolás Maduro, quien utilizó el diálogo para enfriar protestas.

También, días atrás, el arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa, animaba a los sacerdotes a resaltar en sus homilías el “sufrimiento de millones de venezolanos” que reclaman al Gobierno de Maduro “la necesidad de resolver la gravísima crisis alimentaria y de medicamentos”.

Además, que la causa real de la crisis económica, según expresaba Urosa en un texto, se encuentra en la “aplicación de un sistema económico errado, el totalitarismo socialista que adscribe al Estado el control total de la economía”.

La posición tomada por la iglesia se afianza con las declaraciones del presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Padrón, quien criticó con dureza el momento difícil por el que atraviesan los venezolanos con la escasez de alimentos y medicamentos, así como la inflación más alta del mundo e inseguridad alarmante.

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“En la historia del país ningún gobierno había hecho sufrir tanto a un pueblo como el que ahora administra el país”, expresó.

El periódico El Nacional se hizo eco de las declaraciones de Padrón, quien también habló sobre el referéndum revocatorio de mandato que no se realizó el año pasado y responsabilizó del hecho a la administración de Maduro.

El líder de la Iglesia venezolana indicó además que la “facilitación (a las conversaciones) no frustró el revocatorio”. El “secuestro” del referéndum revocatorio se produjo 10 días antes del inicio del diálogo”, dijo Padrón, en referencia a lo actuado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).

El CNE –dominado por el chavismo, según la oposición– había suspendido en octubre pasado la recolección de firmas necesarias para activar el revocatorio, alegando que hubo “fraude” en el primer proceso de recolección de firmas del 1% del padrón electoral.

La Mesa de Unidad Democrática (MUD) debía colectar 4 cuatro millones de firmas (20% del padrón electoral), del 26 al 28 de octubre de 2016, último paso para que el CNE llame al revocatorio.

Diálogo

Representantes del presidente Nicolás Maduro y de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) abrieron el diálogo el 30 de octubre, pero la alianza lo congeló en diciembre tras acusar al Gobierno de violar los acuerdos.

La oposición exige una “salida electoral” a la crisis, pero el chavismo niega que el tema haya estado en agenda.

Sobre las posiciones radicales de las partes, monseñor Padrón indicó que “no hubo sincera voluntad para dialogar”, por lo que el año pasado finalizó “muy mal” y con “gran desesperanza”.

Tras la suspensión de las conversaciones, el Vaticano y Unasur presentaron una propuesta para reactivarlas y pidieron a los poderes públicos “abstenerse de dictar decisiones que dificulten la relación entre ellos o el proceso de diálogo hasta el 13 de enero de 2017”.

Sin embargo, el conflicto se ha mantenido. El Parlamento –liderado por la oposición– anunció que declarará a Maduro en “abandono del cargo”, alegando que incumple sus funciones. 

Acuerdo con cuatro mesas

En el acuerdo de diálogo iniciado en octubre, el chavismo y la oposición establecieron cuatro mesas: una dedicada a la paz, respeto al Estado de derecho y a la soberanía; otra sobre derechos humanos, reparación de víctimas; la tercera, sobre el aspecto económico y social; y la cuarta, generación de confianza y cronograma electoral.

Venezuela, gobernada por Maduro, vive una severa crisis económica, agravada desde 2014 por el desplome de precios del petróleo, con una escasez de alimentos y medicinas de 80% según firmas privadas; y una inflación que el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula en 475% (la más alta del mundo) para 2016. La economía de este país es altamente dependiente de las importaciones.