Los obispos nicaragüenses, que actúan como testigos y mediadores, se declararon “convencidos de que el diálogo es la salida pacífica a esta crisis sociopolítica” y que el mismo “debe estar orientado a abrir nuevas perspectivas donde no las hay”.
Reconocieron, además, que en el diálogo con el gobierno del autoritario Daniel Ortega y con la sociedad civil, la Iglesia Católica no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares. “Pero junto con las diversas fuerzas sociales, los obispos estamos dispuestos a acompañar las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana y al bien común”, apuntaron.
El diálogo entre el Gobierno de Ortega y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia fue suspendido de forma indefinida en julio pasado, después de que grupos oficialistas atacaron a obispos de la Iglesia católica, quienes actuaban como mediadores.
Nicaragua vive una crisis social y política que ha generado protestas contra el Gobierno de Ortega y un saldo de entre 325 y 545 muertos, según organismos de derechos humanos locales y extranjeros, mientras que el Ejecutivo cifra en 199 los fallecidos.
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