Incertidumbre sobre reformas en Cuba

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Una sensación de incertidumbre persiste aún sobre la continuidad de las reformas económicas en Cuba y sobre todo su futuro político, tras la muerte del dictador Fidel Castro, responsable del mayor genocidio en América, con miles de muertos y desaparecidos.

Fidel Castro –que no permitió la realización de elecciones libres ni la disidencia– apoyó públicamente los cambios iniciados por su hermano, el actual presidente Raúl Castro.

Si bien en 2010, el presidente Raúl abrió espacio a la iniciativa privada, como parte de un vasto plan de reformas; las dudas sobre la continuidad de las reformas económicas giran principalmente sobre el destino del “deshielo” con Estados Unidos. Precisamente el lunes pasado comenzaron a llegar a La Habana los primeros vuelos regulares desde EE.UU.; tras la reanudación de los nexos diplomáticos entre ambos países en 2015.

El entorno de Raúl lo integran el vicepresidente primero Miguel Díaz-Canel; el ministro de las FAR, Leopoldo Cintra-Frías; el segundo secretario del Partido Comunista, José Machado, y el presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo.

Todos ellos integran también el buró político del Partido Comunista de Cuba (PCC), el único que controla las estructuras de poder de la isla, incluso la económica.

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El liderazgo pragmático de Raúl podría –a través de Díaz Canel– encaminar al país hacia la democracia.

Pero tras la muerte del dictador, surge otra gran interrogante: de si el presidente actual, ya con 85 años de  vida y decidido a no buscar otro periodo de mandato, sorprenderá con una actitud aún más aperturista que permita la pluralidad de ideas en la Asamblea Nacional (Poder Legislativo), mediante la convocatoria a elecciones libres para los cubanos.

Fidel consideraba “mercenarios” a los opositores, y aun con su desaparición física, la disidencia denuncia que la represión política se ha mantenido con Raúl, aunque bajo un formato de “baja intensidad” con múltiples arrestos y detenciones temporales que duran horas o con acoso y hostigamiento contra grupos opositores.

Con todo eso queda claro que el camino para la restauración plena de las libertades aún es largo e irán a pasos lentos.