Esta comisión está encabezada por Wang Qishan, hombre de confianza del presidente chino, Xi Jinping, y es el organismo líder en la lucha contra la corrupción emprendida por Xi desde su llegada al poder, que analistas consideran una herramienta para acabar con facciones contrarias a la suya y reforzar su poder.
Todas las universidades están bajo el control del Partido –y, por ende, del Gobierno–, por lo que los procesos de selección del personal son estrictamente vigilados y la enseñanza es sometida a censura si no cumple con las directivas marcadas por el régimen.