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A un mes de las elecciones holandesas, 15 de marzo, el diputado antiislam Geert Wilders continúa como favorito según sondeos, y su Partido por la libertad (PVV, extrema derecha) podría registrar su mejor resultado, desde su creación en 2006.
Semejante victoria incrementaría sin duda las posibilidades de sus aliados ideológicos en Francia –con una elección presidencial en junio próximo y con Marine Le Pen como figura– y Alemania, donde hay legislativas en septiembre, y en las que el partido ultraderechista Alternativa para Alemania asoma con fuerza. Este es un partido que entraría por vez primera en el Bundestag (Parlamento federal).
Sin embargo, algunos opinan en Holanda que los sondeos no son fiables, pero otros consideran que muchos electores del PVV, en el seno de los 12,6 millones de electores del país, esconden sus simpatías hacia este partido.
Wilders refuta el apodo de “Donald Trump de Holanda”. Pero no oculta su admiración hacia el nuevo inquilino de la Casa Blanca, y exhorta a los diputados a imitarlo, tras la promulgación de un decreto que bloqueó temporalmente la entrada a EE.UU. de ciudadanos de siete países mayoritariamente musulmanes.
También, comparte con Trump su amor por Twitter, y ya tuvo problemas al publicar un fotomontaje de uno de sus adversarios rodeado de islamistas radicales.
El contrapeso es Jesse Klaver, de 30 años. El jefe de fila de los ecologistas le ha dado un nuevo aire de juventud a su partido. Llamado el “Justin Trudeau de Holanda”, pidió recientemente una mayor cooperación entre los partidos de izquierda. Su ambición es también acabar con el “viento de extrema derecha que sopla sobre Europa”, según afirmó.