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RÍO DE JANEIRO (AFP). El exmilitar, de 63 años, llega tras una clara victoria en las urnas, donde el voto popular se volcó hacia su discurso de promesas de cambio, tras años de corrupción escandalosa y de apoyo a dictaduras y autoritarismos, que practicó el socialista Partido de los Trabajadores
El Partido Social Liberal (PSL) del mandatario, con apenas 52 escaños de un total de 513, será la segunda bancada de una muy fragmentada Cámara de Diputados.
Para asegurar la gobernabilidad, deberá saber congeniar con múltiples sectores encontrados entre sí.
La tarea se anuncia compleja.
La reforma del régimen de jubilaciones, considerada esencial por su equipo económico, encuentra resistencias entre sus propios aliados. Y el acercamiento con Israel es visto con desconfianza por los exportadores de carne, que temen represalias comerciales de los países árabes.
Bolsonaro prometió, en un mensaje ante la corte suprema el 10 de diciembre, ser “el presidente de los 210 millones de brasileños (...) sin distinción de origen, raza, sexo, color o religión” .
Bolsonaro habló de entablar “una relación directa” con el pueblo por medio a las redes sociales.
“Las elecciones de octubre revelaron una realidad distinta de las prácticas del pasado. El poder popular no precisa más de intermediación. Las nuevas tecnologías permitieron una relación directa entre el elector y sus representantes”, afirmó.
Bolsonaro formó un equipo de 22 ministros, siete de ellos militares retirados; confió el ministerio de Economía al liberal Paulo Guedes, el de Relaciones Exteriores a un diplomático de la vieja escuela de Itamaraty, retomando la histórica línea brasileña, que los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff debilitaron.
En Justicia, colocó al juez anticorrupción Sergio Moro, figura emblemática de la Operación Lava Jato, que llevó a la cárcel a decenas de empresarios y políticos, incluyendo al expresidente Lula.
El gobierno entrante reveló esta semana detalles de su plan para sus primeros cien días.
El texto fija cuatro etapas a 10, 30, 60 y 90 días para la identificación y el encaminamiento de propuestas prioritarias y renovación de decretos.
Finalmente, “una ceremonia de celebración de los 100 días de gobierno, el 11 de abril”.
Se tendría ahí, una idea más acabada de lo que será el Brasil de Bolsonaro.