La Iglesia “es una mujer, piensen y mediten sobre ello”, dice Francisco

“La Iglesia no es ‘el’ Iglesia, es ‘la’ Iglesia, la Iglesia es mujer, es madre, deben pensar y profundizar sobre esto”, sostuvo ayer el papa Francisco en un coloquio organizado en el Vaticano. Y recordó que el papel de la mujer en la Iglesia no es de “servidumbre” sino de “servicio” por lo que “sufre” cuando ve que “en la Iglesia o en algunas organizaciones eclesiásticas” el rol de servicio de la mujer es reducido a servidumbre.

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CIUDAD DEL VATICANO (AFP, ANSA).Según declaraciones retomadas por la agencia I-Média, Francisco, alejándose del discurso preparado para la ocasión, confesó: “Sufro, digo la verdad, cuando veo en la Iglesia o en algunas organizaciones eclesiásticas que el rol de servicio –que todos tenemos y debemos tener–, pero que el papel de servicio de la mujer desciende hacia un rol de servidumbre, cuando veo mujeres que hacen cosas de servidumbre, no de servicio...”.

El Papa añadió que le gustaba pensar que la Iglesia no era masculina sino femenina: “la Iglesia es una mujer, una madre, eso es lo bonito, deberían meditarlo” , lanzó a los cerca de 150 participantes.

Mulieris dignitatem

El papa Francisco se expresó así en un coloquio organizado por el Consejo pontifical para los laicos con motivo del 25º aniversario de la publicación de la Encíclica de uno de sus predecesores, Juan Pablo II, sobre la vocación de la mujer (Mulieris dignitatem).

Al asegurar que este texto suponía un “documento histórico, el primero del magisterio pontifical enteramente dedicado al tema de la mujer” , añadió: si “muchas cosas pueden cambiar y han cambiado en la evolución cultural y social”, queda “el hecho de que es la mujer la que concibe, la que lleva en su ser y da a luz a los hijos de los hombres” .

“Dando a la mujer la maternidad –comentó– Dios le confió de una manera muy especial el ser humano”.

El Papa, que siempre subrayó la importancia del papel de la mujer, sostuvo que es necesario una reflexión de toda la Iglesia “para dar mayor valor a la presencia de las mujeres”.
Femenino y masculino

El pontífice también advirtió de los “dos peligros siempre presentes” que “mortifican a la mujer y a su vocación”.

Uno de estos es “reducir la maternidad a un papel social, a un deber, aunque noble, pero que no ayuda a construir plenamente la comunidad” y el otro, “a la inversa”, es “promover una especie de emancipación que, para ocupar los espacios tomados por lo masculino, abandona lo femenino, y los preciados rasgos que lo caracterizan”.

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