La ONU teme confrontación militar en una Libia dividida

En medio de temores de una confrontación militar que ponga en riesgo la estabilidad del país, el Consejo de Seguridad de la ONU pidió a las fuerzas libias comandadas por el mariscal Jalifa Haftar que detuvieran su avance hacia Trípoli. Comunidad internacional, alerta por escalad de tensión.

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TRÍPOLI (AFP). Libia está sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011 con dos principales grupos que se disputan el poder desde hace años.

La capital, Trípoli, en la región Oeste se encuentra bajo el control del Gobierno de Unión Nacional (GNA), dirigido por Fayez al Saraj.

Fue instaurado en 2015 en virtud de un acuerdo con la ONU y es reconocido por la comunidad internacional.

El Este del país está en poder del Ejército Nacional Libio (ENL) autoproclamado por el mariscal Jalifa Haftar.

El Consejo respaldó por unanimidad el llamado a Haftar, incluida Rusia, que apoya al mariscal.

Poco antes, en la ciudad libia de Bengasi, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, expresó su “profunda preocupación” por el riesgo de que el país vuelva a verse sumergido en un conflicto armado.

“Abandono Libia con inquietud y profundamente preocupado. Aún espero que sea posible evitar un enfrentamiento sangriento en Trípoli y sus alrededores”, indicó el diplomático portugués, quien se había encontrado con Haftar.

El mariscal anunció que estaba dispuesto a mandar a sus tropas hacia Trípoli para “limpiar” la región de “terroristas y mercenarios”.

Haftar cumplió su palabra y desplegó a sus soldados hacia la capital, pero las fuerzas afines al GNA repelieron la primera oleada.

La operación de Haftar se inició con un convoy armado que tomó posiciones a 27 km de Trípoli tras apoderarse de un retén en la entrada oeste de la capital. Pero una milicia rival proveniente de Zauiya, situada a unos 20 km de este retén, recuperó el puesto tras un “breve enfrentamiento”, afirmó.

El propio primer ministro visitó el retén reconquistado, en compañía de comandantes militares, y habló brevemente con los hombres allá destacados antes de regresar a la capital.

Washington, Moscú, París, Londres, Roma y Abu Dabi hicieron un llamado a “todas las partes” para “reducir de inmediato las tensiones”.

Los esfuerzos diplomáticos de estos últimos años para resolver la crisis libia han sido vanos. “El riesgo de escalada es creciente”, opina Jalel Harshaoui, investigador del Instituto Clingendael de La Haya.

“Apoderarse de Trípoli (...) sigue siendo una posibilidad” para Haftar, apoyado por varios países del Golfo, agregó Harshaoui, aludiendo a Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Arabia Saudita, donde el mariscal fue recibido a fines de marzo. También Rusia.

Tras dictadura, estado fallido

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los diferentes grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi. en la actualidad tiene dos gobiernos, uno en Trípoli sostenido por la ONU y la UE, y otro en Tobruk bajo la tutela del autodenominado mariscal Jalifa Hafter.

De la división sacan provecho milicias y grupos mafiosos dedicados al contrabando de armas, combustible y personas, que son la verdadera fuerza económica del país.

Desde el 2013 se aplica un plan de reestructuración territorial para acabar con el centralismo que dominó durante los 42 años de dictadura de Gadafi. (EFE)

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