La represión no cesa en Nicaragua

Un hombre fue capturado ayer por la Policía de Nicaragua luego de lanzar globos azul y blanco, colores de la bandera nacional, en protesta contra el gobierno del presidente Daniel Ortega.

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MANAGUA (EFE). Martín Hernández fue sacado de su vivienda en un barrio popular del norte de Managua, por una patrulla de la Policía que asistió al llamado de una partidaria del régimen, quien lo habría delatado, confirmaron los vecinos.

En un video colgado por los testigos, se observa cómo la hija de Hernández, de unos 9 años, suplica entre llantos a los policías, que no se lleven a su papá, y a su esposa explicando que “solo lanzó unas chimbombas (globos)”. 

Lanzar globos con los colores de la bandera de Nicaragua es una forma de protesta pacífica contra Ortega que la Policía del régimen no tolera.

Organismos defensores de los derechos humanos cuantifican los presos políticos en al menos 674. 

El gobierno de Daniel Ortega califica a los detenidos como “terroristas”, “golpistas” y “presos comunes”. 

Desde abril pasado Nicaragua vive una crisis política que, según organismos humanitarios, ha cobrado 325 y 545 muertos, en el marco de protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, quienes reconocen 199 víctimas.

La CIDH y la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de ataques mortales, así como de ejecuciones extrajudiciales, torturas, obstrucción a la atención médica, detenciones arbitrarias, secuestros y violencia sexual, entre otras violaciones a los Derechos Humanos.

La CIDH ha señalado al Gobierno de Nicaragua por actos de represión que constituyen crímenes “de lesa humanidad”.

Ortega acusa a las protestas populares de intento de “golpe de Estado”.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la primera dama Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, tras 11 años de Gobierno continuo, por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, tras el saldo mortal de las manifestaciones.

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