CARACAS (AFP, EFE). Numerosas protestas espontáneas se fueron dando este domingo, y varias de ellas fueron reprimidas por los “colectivos”, como se conoce en Venezuela a los grupos de civiles armados por el gobierno socialista.
Se constataron varios heridos en esas acciones.
El gobernante chavista Nicolás Maduro dio luz verde a los “colectivos” para reprimir las protestas populares, que el régimen califica como “terrorismo de calle”.
El apagón colapsó el suministro de agua, de por sí ya deficitario.
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Millones de venezolanos se han quedado sin “una gota de agua” en un desabastecimiento agudizado por los apagones masivos ante el colapso del sector eléctrico, militarizado por el régimen chavista tiempo atrás.
“Tenemos niños pequeños y no tenemos con qué darles una gota de agua para tomar”, exclamó María Rodríguez, en Caracas.
“No tenemos agua, no tenemos luz, no tenemos Internet, no tenemos teléfonos, estamos incomunicados, hemos llegado a lo peor que hemos podido imaginar”, se quejó Joaquín Rodríguez.
La escena es la misma en muchos barrios de Caracas. Familias enteras haciendo colas y cargando varios bidones y baldes, para recoger agua de manantiales, roturas de tuberías, cunetas, de algunos camiones cisterna proporcionados por el gobierno o de lo poco que fluye por el río Guiare.
El régimen acusa reiteradamente a la oposición de supuestos “sabotajes”, sin dar nunca pruebas de ello, que afectan al servicio eléctrico.
Analistas observan que la corrupción y la mala administración, tras 12 años de administración chavista en el sector, ha hecho colapsar la infraestructura, no solo eléctrica, en el país.
Maduro anunció, en cadena obligatoria de radio y televisión el domingo, un plan de racionamiento eléctrico “por 30 días”.
El gobierno chavista también decidió “mantener suspendidas las actividades escolares y establecer jornada laboral diaria hasta las dos de la tarde en instituciones públicas y privadas”, informó el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, en un comunicado leído en la televisión gubernamental.
