Lula declara en otro caso por corrupción

El expresidente de Brasil Lula da Silva, acusado por corrupción, volvió a declarar ayer en uno de los seis procesos abiertos en su contra, en una causa donde la confesión de su exministro de Hacienda lo compromete aún más en el esquema del Lava Jato.

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CURITIBA (AFP, EFE). El exmandatario y líder del Partido de los Trabajadores (PT) enfrenta hasta el momento cinco causas penales, aparte de aquella por la cual fue condenado, por cargos que van de corrupción, lavado de dinero y tentativa de obstrucción a la justicia a tráfico de influencias y formación de organización delictiva, todas vinculadas al caso “Lava Jato”, la investigación que descubrió una tentacular red de corrupción en Petrobras. 

Pero el dirigente se declara inocente en todas y denuncia un acoso que apunta a impedir su retorno al poder. 

En este proceso por el que fue interrogado ayer, uno de los seis abiertos en su contra, el exgobernante (2003-2010) fue denunciado por la Fiscalía bajo la acusación de que recibió sobornos de la constructora Odebrecht, una de las empresas implicadas en la trama corrupta, a través del exministro de Hacienda Antonio Palocci, quien confesó la existencia de dichas coimas para el gobierno de Lula.

Esas supuestas coimas, que según la querella se acercan a los 4,2 millones de dólares, se habrían destinado a la construcción de la nueva sede del Instituto Lula y la compra de un ático vecino a su residencia particular en la ciudad de Sao Bernardo do Campo, en São Paulo. 

Palocci, condenado a 12 años de cárcel, declaró esta semana que Lula, en vísperas de transmitir el poder a su heredera Dilma Rousseff, avaló en 2010 un “pacto de sangre” entre el PT y la empresa Odebrecht.

Además, tanto los ejecutivos de Odebrecht como Palocci dijeron que la constructora, una de las más beneficiadas por los desvíos en Petrobras, reservó una suma de 300 millones de reales (unos 96,8 millones de dólares) para financiar ilegalmente tanto los gastos del Partido de los Trabajadores (PT) como los gastos particulares de Lula y de su sucesora, Dilma Rousseff.

Al final del testimonio Lula le preguntó al magistrado Moro si podría decirles a sus hijos y sus nietos mañana que había sido interrogado por un juez imparcial, en lo que fue reprendido por el magistrado, quien, de cualquier forma, respondió que “sí” podía decirlo. 

En julio el juez Moro ya había condenado a Lula a nueve años y medio de cárcel en otra causa, como beneficiario de un tríplex en el balneario de Guarujá (São Paulo) ofrecido por la constructora OAS a cambio de su influencia para obtener contratos en la petrolera estatal. 

Si esa sentencia es confirmada en segunda instancia, a Lula le sería difícil evitar la cárcel y vería seriamente comprometida su posibilidad de presentarse a las elecciones presidenciales de octubre de 2018.

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