CARACAS (AFP, EFE). Zambrano, el brazo derecho de Guaidó detenido el miércoles, y llevado hasta las dependencias de la temible policía secreta chavista , el Sebin, fue llevado luego a Fuerte Tiuna, el mayor complejo militar de Caracas.
Los “tribunales” chavistas usaron la acostumbrada acusación de “terrorismo” y “traición a la patria” para el arresto.
Zambrano es la cara más visible afectada por la ola represiva chavista contra el Parlamento venezolano, única institución en manos opositoras, luego del fallido alzamiento del 30 de abril, liderada por Guaidó, que intentó derribar al régimen que gobierna Venezuela con la complicidad de la dictadura cubana, la más antigua del continente.
En total diez diputados fueron imputados por el Tribunal Supremo de Justicia (chavista) en relación con el intento de alzamiento, que derivó en disturbios que dejaron seis muertos, calificada por el chavismo de “golpe de Estado”.
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Tres de los legisladores se refugiaron en sedes diplomáticas y otros dos denunciaron el acoso en viviendas de sus familias.
Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países, repudió el intento de “desmontaje del Parlamento”, institución que encabeza.
Más presos políticos
Zambrano y otros detenidos se unen, así, a los cerca de 1.000 presos políticos que mantiene el régimen.
El más emblemático de ellos era Leopoldo López, liberado de su arresto domiciliario durante el alzamiento, con la complicidad del jefe de inteligencia, hoy detenido.
La arremetida contra el Legislativo recibió una andanada de condenas internacionales, de la Unión Europea, el Grupo de Lima o Estados Unidos.
“La dictadura no está interesada en soluciones constitucionales a los problemas del pueblo venezolano”, señaló el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, en un comunicado, en el que afirmó que “Zambrano debe ser liberado de inmediato”.
Guaidó convocó una protesta nacional hoy, con la intención de mantener la movilización popular, con la que busca presionar por una salida a la dictadura.
