PARÍS (AFP, EFE). “La coalición internacional contra Dáesh (acrónimo en árabe del EI) ha hecho enormes progresos (...) Pero queda mucho por hacer y no tenemos que perder de vista la amenaza que supone”, indicó la diplomacia británica en un comunicado.
“Dáesh no ha desaparecido del mapa, ni tampoco sus raíces, hay que vencer militarmente de manera definitiva los últimos reductos de esta organización terrorista”, dijo por su parte la ministra francesa del Ejército, Florence Parly.
Trump sorprendió el miércoles a sus aliados afirmando que es hora de que los soldados estadounidenses en Siria “vuelvan a casa”.
“Ganamos contra el EI (...) Recuperamos el territorio y ahora es hora de que nuestras tropas vuelvan a casa”, escribió en Twitter.
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Actualmente hay unos 2.000 soldados estadounidenses en el norte de Siria, esencialmente fuerzas especiales que luchan contra el EI y entrenan a las fuerzas locales en las zonas retomadas a los yihadistas.
Por su parte, el presidente ruso Vladímir Putin, cuyo país combate a favor del gobierno sirio, consideró que era una decisión “justa”.
Los kurdos
Probablemente los más perjudicados serán las milicias kurdas presentes en el norte de Siria.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan anunció el 12 de diciembre que iniciaría una nueva operación militar contra los combatientes kurdos de las Unidades de Protección Popular (YPG).
Turquía califica de “terrorista” el YPG y lo considera el brazo sirio del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), un grupo confrontado con el ejército turco desde 1984 y que es considerado como “terrorista” por Turquía pero también por Estados Unidos y la Unión Europea.
“Si esta decisión es aplicada realmente, dejará vía libre a Turquía para que inicie sus operaciones contra los kurdos y entonces empezará una guerra sangrienta”, explica Mutlu Civiroglu, un experto en la situación de los kurdos.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una coalición arabokurda formada esencialmente por las milicias del YPG, ya advirtieron que una operación de Turquía debilitaría la operaciones contra el EI y también podría afectar a la situación de yihadistas occidentales encarcelados en el norte de Siria.
Desde 2014 y su ascenso fulgurante, el EI ha perdido la mayor parte de su “califato” autoproclamado por las ofensivas sucesivas.
Pero la organización conserva algunos feudos y continúa cometiendo atentados en los países de la región y en el extranjero.
