La celebración de los 194 años de la independencia de Brasil de la corona portuguesa fue aprovechada por los partidarios de Rousseff para manifestar su rechazo al juicio político que días atrás la despojó del mandato por un irregular manejo de los presupuestos.
La vacante dejada por la destitución de Rousseff es ocupada por Temer, su antiguo vicepresidente, quien ayer asistió por primera vez a un acto de masas desde que ocupa el poder y escuchó tanto aplausos como abucheos, aunque estos últimos fueron más ruidosos.
Temer se presentó en la Explanada de los Ministerios, céntrica avenida de Brasilia en la que se realizó el desfile, acompañado por su esposa, Marcela Araújo Temer, y por razones no aclaradas en forma oficial escogió para la ocasión un automóvil blindado, que lo aisló de las protestas.
El nuevo presidente dejó así atrás una tradición, según la cual en esta fecha los mandatarios brasileños desfilan en un Rolls Royce Silver Wraith descapotable, donado por Isabel II.
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