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“Tenemos por delante un arduo trabajo para crear las condiciones necesarias y lograr una decisión mutuamente aceptable”, admitió Putin en una breve comparecencia junto a Abe.
No obstante, no hubo ni una referencia a una posible entrega de alguna de las cuatro islas –Iturup, Kunashir, Habomai y Shikotan–, en poder soviético y después ruso desde el fin de la contienda mundial y reclamadas desde entonces por Tokio.
Rusia y Japón firmaron en 1855 el Tratado de Shimoda, que distribuía las Kuriles entre ambos países: Tokio se quedaba con las cuatro del sur, y con las demás se quedaba Moscú.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética invadió las islas y deportó a los alrededor de 17.000 japoneses que vivían ahí.
En 1951, en el Tratado de Paz firmado por Japón y los Aliados, Tokio renunció a sus derechos sobre las “islas Kuriles”.
Pero, la Unión Soviética no firmó ese tratado y, además, Japón no reconoce que las cuatro islas en disputa formen parte de ese archipiélago.