BRASILIA (ANSA y AFP). La sesión quedó abierta desde las 10:00 de la mañana de ayer por el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, quien dirige desde ahora el proceso del juicio político contra la mandataria suspendida del cargo.
Para que se dé inicio al proceso contra Rousseff se necesitaba una mayoría simple de 41 congresistas. La fase final de todo el proceso está previsto que comience hacia el 25 de agosto, y durará unos cinco días.
“Después de escuchar los discursos es seguro que vamos a obtener una victoria, creo que tendremos 60 votos por el pronunciamiento a favor de la apertura” –del juicio político–, había dicho el senador Agripino Maia, del Partido Demócratas, aliado de Michel Temer, durante un cuarto intermedio solicitado poco después de las 22:30 local.
Una amplia mayoría de los congresistas considera que la ahijada política del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva será destituida en la fase de juicio, que requiere el apoyo de al menos dos tercios (54) del Senado.
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Durante toda la jornada de ayer los senadores del plenario de 81 miembros expusieron sus argumentos ante sus pares, en un proceso que resultó más ágil de lo previsto porque los legisladores en general utilizaban menos de los diez minutos asignados.
Asimismo, diversos senadores desistieron del uso de la palabra a fin de agilizar la sesión y permitir que se pueda votar en horas de la noche (lo cual no sucedió) y recién esta madrugada culminó el sufragio correspondiente.
“Hoy estamos defendiendo la Constitución. Aquellos que cometen crímenes tienen que ser responsabilizados”, declaró el senador socialdemócrata Aecio Neves, rival de Rousseff en las elecciones de 2014.
“Las condiciones para el alejamiento de Dilma Rousseff están consolidadas”, afirmó.
Acusada de haber violado la Constitución al aprobar gastos sin la venia del Congreso y suscribir decretos para financiar al Tesoro con la banca pública, sobre todo en su campaña de reelección de 2014, Rousseff podría perder su mandato y quedar inhabilitada para ejercer cargos públicos por ocho años.
Michel Temer gobernaría hasta el 31 de diciembre del 2018, cuando debía terminar el mandato de Rousseff, en caso de que sea destituida tal como pronostican o aseguran ya sus oponentes políticos.
