QUITO y BOGOTÁ (Reuters). El periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el chofer Efraín Segarra, del diario El Comercio, fueron raptados hace más de dos semanas (el 26 de marzo) por el frente Oliver Sinisterra, una facción de las FARC, que no se sometió al acuerdo de paz, en el norte de Ecuador, cerca de la frontera con Colombia.
Ortega, de 32 años; Rivas de 45 y Segarra de 60, cumplían una misión periodística cuando fueron privados de la libertad el pasado 26 de marzo.
“Con profundo pesar, lamento informar que se cumplieron las 12 horas de plazo establecido. No hemos recibido pruebas de vida y lamentablemente tenemos información que confirma el asesinato de nuestros compatriotas”, lamentó Moreno.
“Mas allá de los esfuerzos realizados, se ha confirmado que estos criminales parecería que nunca tuvieron la voluntad de entregarlos sanos y salvos”, dijo.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
FARC, activas
El frente Oliver Sinisterra es una de las facciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que no aceptó los términos del acuerdo de paz firmado en 2016 para acabar un conflicto de más de medio siglo que ha dejado unos 220.000 muertos.
Ese grupo armado, que continúa con actividades ilícitas como el narcotráfico en el sur de Colombia, ha sido acusado de recientes ataques contra las Fuerzas Armadas de Ecuador en territorio de ese país.
El líder de esa organización es el ecuatoriano Walter Artízala, alias “Guacho”, por quien Colombia ofrece una recompensa de más de 107.000 dólares por información que permita su captura o muerte.
El presidente ecuatoriano ofreció ayer una recompensa adicional de 100.000 dólares.
Moreno anunció que conjuntamente con Colombia se comenzará una ofensiva en la frontera con el objetivo de desarticular los grupos armados ilegales.
Nuestras condolencias
En nombre de todos lo que trabajamos en el diario ABC Color, la radio ABC Cardinal y ABC TV, hacemos llegar a los directivos y a los colegas del diario El Comercio de Quito, Ecuador, y a los familiares de Javier Ortega, Paul Rivas y Efraín Segarra, nuestras sentidas condolencias por el vil asesinato de estos miembros del equipo de prensa de ese prestigioso colega cuando realizaban su labor periodística.
Ellos se suman a la larga lista de quienes, en cada vez más países, han sido objeto de la bárbara acción de delincuentes políticos o del narcoterrorismo por el mero hecho de cumplir con su misión de informar.
Hacemos votos para que las autoridades correspondientes logren castigar ejemplarmente a los responsables de estas repudiables y cobardes acciones.
