Tras shock populista de 2016, un salto al vacío en 2017

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NUEVA YORK (AFP). Los triunfos del “Brexit” y de Donald Trump confirman que 2016 fue el año del “terremoto” populista a ambos lados del Atlántico, dos hechos que tornan más imprevisibles que nunca el rumbo de la Casa Blanca y las próximas elecciones en Europa.

Millones de británicos y estadounidenses mostraron en las urnas su rechazo al establishment y un sentimiento similar a la angustia frente a la globalización, la inmigración y el terrorismo, según analistas.

La globalización y la inmigración son acusados por la precarización de los empleos y de sacudir hitos demográficos y culturales.

En Europa, de Holanda a Polonia, de Suecia a Italia, la comparación con los años 30 regresa como un refrán. Y el horizonte político es desde ahora escrutado casi exclusivamente por los altibajos de los movimientos que prometen terminar con las élites urbanas y restituir el país a la clase media.

¿Preanuncia la llegada de Trump a la cabeza de la democracia más poderosa del mundo la toma de poder de los populistas en Europa?

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Como durante las campañas del “Brexit” o las presidenciales estadounidenses, temas caros a los populistas como las desventajas de la inmigración o la integración de los musulmanes, dominan los debates preelectorales.

Estos son alimentados por la llegada al Viejo Continente de más de 1,3 millones de personas desde 2015, y de una serie de sangrientos atentados islamistas.

Tras la derrota del candidato populista Norbert Hofer a la presidencia austríaca en diciembre, partidos tradicionales y eurófilos respiran aliviados por la ausencia de un “efecto Trump”.

En Italia, tercera economía de la zona euro, la dimisión del jefe de gobierno Matteo Renzi, que torna probables las elecciones anticipadas, galvaniza ya a los populistas del Movimiento 5 Estrellas y de la Liga del Norte.

Holanda prevé legislativas en marzo: el partido del extremista antimusulmán Geert Wilders podría ganar por primera vez.

Seguirá en mayo la presidencial francesa. Se espera que el Frente Nacional y su candidata Marine Le Pen alcancen la segunda vuelta frente al conservador François Fillon, aunque la decisión del presidente saliente François Hollande de no volver a “correr” abre el juego.

En Alemania, Angela Merkel volverá a presentarse ante los electores. Tras haber resistido mucho tiempo más que sus vecinos a la ola populista, la canciller alemana, que en 2015 abrió la puerta grande a los refugiados, padece hoy el alza del partido antiinmigración y antiislam AfD; y también fuertes críticas en el seno de su propia familia política.

El tiempo lo dirá

¿Será Trump el Berlusconi estadounidense? ¿Será un pragmático capaz de dar soluciones originales para reactivar a Estados Unidos? ¿O un imprevisible narcisista a los comandos de la primera potencial mundial?

En lo inmediato, “la victoria (de Trump) otorga una cierta confianza” a los populistas europeos y “facilita su discurso”, explica el analista del Centro de Política Europea en Bruselas, Giovanni Grevi.

Pero su progreso, afirma, dependerá mucho de la manera en la cual el magnate inmobiliario “traduzca en acciones las promesas de candidato”: frenar la desindustrialización repatriando millones de empleos que partieron a China o México, y devolver a su país de origen a los inmigrantes clandestinos, prioridades compartidas por los populistas europeos.

Una nueva crisis aguda y la manera en la cual los países europeos trabajen para enfrentarla podría “hacer la diferencia en cuanto al futuro de las fuerzas populistas” europeas, concluyó Grevi.