WASHINGTON (EFE, AFP). La candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, y su rival republicano, Donald Trump, llegan virtualmente empatados a su esperado primer debate de hoy, según un sondeo publicado ayer.
Entre los ciudadanos registrados para votar, Clinton y Trump empatan con el 41%, y el resto se lo reparten los candidatos minoritarios, Gary Johnson (7%), del Partido Libertario, y Jill Stein (2%), del Partido Verde.
Pero, si solo se pregunta por los dos principales candidatos, Clinton supera a Trump con un 49% frente a 47%.
La pequeña ventaja de la candidata demócrata sobre el republicano está dentro del margen de error, por lo que se puede hablar de una gran paridad.
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No obstante, en un promedio de sondeos realizados hasta ahora en once estados relevantes, Clinton tiene una ligera ventaja de 3,7 puntos porcentuales.
En Estados Unidos no se vota directamente al candidato presidencial, el votante elige a delegados electorales, en cada Estado, quienes al final votan por quien será presidente. Entonces, es importante prestar atención a esos sondeos estatales.
Clinton, cerebral
McKinney, especialista en debates políticos, indicó que los televidentes prefieren los candidatos que logran comunicar su visión en pocas frases, simples, coherentes y memorables.
Por eso Clinton, con su conocimiento detallado de los temas, deberá evitar caer en la trampa de dar respuestas demasiado detalladas y técnicas.
“Debes generar una conexión más emocional con los votantes para esperar ganar”, dijo a el consultor comunicacional Carmine Gallo.
En su primer asalto a la presidencia en 2008, Clinton se presentó como una dama de hierro. Esta vez asume su rol de pionera de los derechos de la mujer y remarca su imagen de abuela, para aparecer más simpática.
Pero será difícil disolver en 90 minutos una imagen forjada en la opinión pública por más de un cuarto de siglo.
Su fortaleza podría estar en su capacidad de lanzar efectivos contraataques verbales.
Trump, visceral
“Trump crea un vínculo con sus electores en un nivel profundamente emocional, y eso puede ser muy difícil de equiparar, porque la emoción con frecuencia es más fuerte que los datos” , añadió el experto.
Pero en los 12 debates de las primarias republicanas, Trump no siempre dominó la partida, y en ocasiones se mantuvo al margen, dejando que sus rivales se atacaran.
En los últimos debates, cuando solo quedaban unos pocos adversarios, usó la táctica de cortar las intervenciones de los otros candidatos con comentarios mordaces y apodos ofensivos.
Pero a diferencia de los debates de las primarias, esta vez “Trump tendrá la mitad de los 90 minutos y no podrá llenar el tiempo con bromas, fanfarronerías o ataques”, señaló McKinney.
“Tendrá más oportunidades para hablar con profundidad. ¿Lo logrará?”, se preguntó.