“Las negociaciones del brexit entraron en la fase decisiva”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para quien Londres tiene que “retrabajar” sus planes en temas como “la cuestión irlandesa o el marco de cooperación económica”.
Tusk realizó este llamado antes de una cena de mandatarios europeos en Salzburgo (Austria), donde las papas calientes de los últimos meses –la negociación de divorcio y la política migratoria– vuelven a la mesa de líderes tras la pausa estival.
Ambos temas se mantienen como las principales cuestiones de discordia a ambos lados del canal de la Mancha, cuando la salida de Reino Unido del bloque, a finales de marzo, se aproxima inexorablemente.
La respuesta de la primera ministra británica, Theresa May, que tiene previsto pedir flexibilidad a sus socios en la compleja cuestión de Irlanda durante la cena, según una fuente de su oficina, no se hizo esperar y muestra que nadie da su brazo a torcer.
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Para May, si se quiere concluir la negociación con éxito, “al igual que Reino Unido ha modificado su posición, la UE también tendrá que modificar la suya”, dijo a los periodistas a su llegada a la cena.
La cuadratura del círculo
Londres y Bruselas buscan evitar la reintroducción de una frontera clásica entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, única frontera terrestre entre el Reino unido y la Unión Europea, pero todavía no encontraron una solución válida para ambos.
Bruselas aboga por mantener a Irlanda del Norte en la unión aduanera y el mercado único europeo, a falta de una solución mejor. Esta propuesta figura en el acuerdo provisional de diciembre, pero Londres lo contesta ahora.
Sus críticas se centran en que esto comprometería la integridad de su país, al crear una frontera de facto entre la provincia norirlandesa y el resto del país.