Tras un ascenso fulgurante en 2014 y la proclamación de un “califato”, a caballo entre Irak y Siria, el EI fue perdiendo territorio, y esta última batalla marca el principio del fin territorial del grupo yihadista.
Rodeados desde hace semanas en su último bastión en la provincia oriental de Deir Ezzor, en Siria, los últimos combatientes del EI se atrincheraron en túneles, en medio de un extensos campos de minas.
Las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, kurdos), punta de lanza en la lucha anti-EI en Siria, lideran esta última batalla para sellar el fin del “califato” de la organización yihadista, responsable de perpetrar crímenes contra la Humanidad y múltiples abusos.
“No podemos fijar un calendario para esta batalla, dos semanas, tres semanas o una semana, esto dependerá de las sorpresas que vayamos encontrando en el camino”, dijo el portavoz de las FDS.
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Y, es que para resistir, el EI cuenta con sus francotiradores, bombas y minas.
