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CARACAS (AFP). “Según un informe del Parlamento (controlado por la oposición), el costo de vida ha escalado 287.680,7% desde el 1 de enero, en una espiral que según el FMI llevará la hiperinflación a 1.350.000% en 2018.
A este ritmo, no dudo de que la hiperinflación supere el 1.000.000% en 2018”, declaró el diputado opositor Rafael Guzmán, presidente de la Comisión de Finanzas del Legislativo.
El panorama se muestra sombrío. Para 2019, el FMI prevé una inflación de 10.000.000%, lo que agravamiento de la crisis de refugiados en América.
Analistas atribuyen el estallido inflacionario a la descontrolada emisión de dinero sin respaldo, en un país en recesión desde 2014 por la caída de los precios y de la producción de petróleo. El crudo aporta 96% de los ingresos en Venezuela.
El Banco Central dejó de publicar los índices macroeconómicos en febrero de 2016, y el Parlamento, cuyas decisiones son desconocidas por el gobierno, empezó a hacer la estimación por su cuenta en 2017.
El presidente Nicolás Maduro lanzó en agosto pasado un programa de reformas frente a la aguda crisis económica del país petrolero, que incluyó un aumento salarial de 3.400%, una devaluación de más de 96% del bolívar –la moneda local– y alzas en los impuestos.
El plan contempla subir el precio de la gasolina, prácticamente regalada, pero esta medida aún no se concreta.
Igualmente fueron puestos en circulación nuevos billetes que restaron cinco ceros al bolívar, diluido por la inflación.
Esta grave crisis económica y política generaron la mayor crisis de refugiados en América Latina en tiempos de paz.
La ONU registra 2,3 millones de venezolanos salidos de su país bajo gobierno chavista.
Pero el régimen de Maduro niega la existencia de una crisis humanitaria, argumentando que solo es una campaña de la derecha.