Vaticano y China abren paso a posibles vínculos diplomáticos

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Para llegar al acuerdo entre China y el Vaticano a fin de que la Iglesia católica pudiese nombrar a obispos en el país comunista y que abre la puerta a unas posibles relaciones diplomáticas, ambas partes han hecho sacrificios y concesiones, aunque ni Pekín ni la Santa Sede dieron detalles de en qué consiste el convenio preliminar.

HONG KONG/VILNA (AFP, EFE). De acuerdo con el texto “preliminar” firmado el pasado sábado por el Vaticano y el régimen comunista de Xi Jinping, el papa Francisco reconoce a varios obispos chinos que fueron nombrados por Pekín sin su aval y excomulgados de facto.

Demasiado poco para algunos que esperaban una resolución más concreta, teniendo en cuenta los 30 años en los que se lleva abordando el problema y las dificultades que han vivido los católicos en el país.

Una revolución para otros tras más de 60 años sin relaciones entre ambos países y el hermetismo del régimen de Pekín ante cualquier injerencia de países “extranjeros”.

Ni China ni la Santa Sede dieron detalles de en qué consiste el acuerdo, pero se supo que el Vaticano cede en el reconocimiento de estos obispos creando por primera vez una Iglesia única y unida en el país, a pesar de las críticas de algunos prelados como el cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong Kong, que lo consideraba una rendición y una falta de respeto al resto de prelados que fueron encarcelados o vivieron en la clandestinidad.

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En China existía una Iglesia católica oficial, la llamada Asociación Católica Patriótica, creada en 1957 y controlada por el Gobierno, y otra, la clandestina, la de la Santa Sede. Esto ya es historia.

“El nombramiento de obispos es la base para afrontar el resto de problemas que vendrán después. Quizá podrá seguir controlada o perseguida pero se abrió una puerta”, explica Antonio Sergiani que trabajó durante años como misionero en China y conoce los primeros pasos en las negociaciones.

Según varios analistas, el sistema podría consistir en la elección de candidatos a obispos por parte de los miembros de las diócesis que serían sometidas al parecer de Pekín.

Pero es del papa la última palabra.

El Gobierno chino reconoce así por primera vez que un “extranjero” pueda tener un veto en una elección que concierne al país.

“Hay dos cosas muy importantes que el Gobierno chino por primera vez reconoce y es la autoridad del papa, que tiene una voz decisiva en los nombramientos de los obispos, explica Gerard O’Connell, vaticanista y experto en las relaciones Santa Sede-China.

O’Connell explica la importancia de este acuerdo para el futuro, “ya que para la Iglesia, Oriente es el futuro y China es tierra para el crecimiento de los católicos”.

El director de la agencia católica Asianews, el misionero Bernardo Cervellera que durante años ha informado de todo el proceso y desde siempre crítico con las concesiones por parte del Vaticano, considera positivo que al menos China haya querido “continuar dialogando”.

El director de la revista de los jesuitas “Civilta católica”, Antonio Spadaro rechaza cualquier idea de acuerdo político pues es “de carácter radical y esencialmente pastoral” y asegura que el objetivo es “que la Iglesia pueda predicar lo mejor posible el Evangelio sin perderse en conflictos internos”.