Efectivos policiales acudieron a verificar la información proveida por Carlos Alberto Ferreira, empleado de la estancia “Palomar”, situada entre la colonia Margarita y el casco urbano de Nueva Toledo. El peón afirmó haber encontrado rastros de sangre en el sitio.
Tras una verificación de los montes, se halló una edificación precaria de madera con techo de chapas que aparentemente es usada por pescadores y cazadores, pero no se encontró ninguna evidencia que pueda ayudar a dar con el paradero del colono brasileño y su nieto.
La desesperación de la familia es tal que realizan rastrillajes de manera particular, en medio del temor de que los secuestrados ya no estén con vida, atendiendo que los presuntos secuestradores fueron detenidos, pero no han dado detalles del estado de salud ni del paradero de las víctimas.
