Las víctimas del ataque fueron nativos de la parcialidad mbya guaraní, pero asentados en la comunidad Ka’atymi, situada en un terreno al lado de donde ocurrió el enfrentamiento.
Según los datos, un tiempo atrás, los mbya de Ka’atymi recibieron una yunta de bueyes, como parte de un proyecto productivo impulsado por el Instituto Nacional Indígena (Indi).
Sin embargo, a raíz de antiguas diferencias que mantenían con otros indígenas mbya del departamento de Caazapá, el cacique Hipólito Ortega decidió vender los animales para no desatar una puja, ya que los demás nativos se habían molestado porque el Indi benefició a los de Ka’atymi.
Fue así que, al enterarse de que los bueyes iban a ser vendidos, otros indígenas mbya, residentes en su mayoría en la comunidad Ka’aguy Pa’û, de la compañía Toro Blanco del distrito de Tava’i, situada a unos 100 kilómetros, se juntaron y decidieron atropellar la comunidad Ka’atymi, supuestamente para rescatar la yunta de bueyes antes de que fuera vendida.
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Se escondieron
Ante el inminente ataque, todos los indígenas varones de Ka’atymi, que no superaban los 60, decidieron refugiarse en la comunidad aledaña, que es Takuarusu.
Pero el grupo de atacantes, que superaba los 150 hombres, alquiló un camión de cargas y localizó a sus rivales, iniciándose ayer de madrugada la feroz pelea entre ambos bandos.
Se defendieron
Al ser rodeados, los mbya de Ka’atymi, refugiados en Takuarusu, decidieron salir a hacer frente al ataque de los nativos que llegaron de Ka’aguy Pa’û.
Los atacantes estaban armados con garrotes, aunque algunos tenían foisas y machetes. En cambio, el otro grupo, aunque inferior en cantidad, tenía una escopeta calibre 12 para defenderse.
Al final, la insólita gresca dejó como saldo un fallecido, identificado como Francisco Orvina Penayo, 16 años de edad, quien justamente es hijo del líder de la comunidad Ka’aguy Pa’û, Reginaldo Orvina. Además, hubo al menos otros nueve heridos de bala.
Sin embargo, pese a que uno de sus miembros ya había sido asesinado, el grupo de atacantes logró reducir a los indígenas locales, los maniataron en el piso y, en venganza, comenzaron a torturarlos de a uno, presuntamente hasta que murieran.
Pero milagrosamente llegó al sitio el fiscal Víctor Vera Ovelar y convenció a los atacantes a que entregaran a los “detenidos” a la Policía.
Antigua diferencia
La puja entre indígenas de Caazapá se inició a raíz de diferencias de pensamiento entre algunos grupos.
Por un lado, estaban los nucleados en la Asociación “Tekoa Joaju”, que busca el progreso y la modernización para mejorar la calidad de vida.
Pero, por el otro, aparecieron los agrupados en la Asociación “Tekoa Yma Jehe’a Pavê”, que prefería conservar sus tradiciones ancestrales y no salir de lo convencional.
Fue así que se inició una época de constante lucha, que derivó en el enfrentamiento de ayer.
