Bower dice que su proceso penal por tortura es venganza de golpistas

El exministro del Interior Walter Bower fijó su conferencia de prensa el día y hora en que el dirigente colorado Luis María Argaña era asesinado, para llevar una connotación política a su proceso judicial por tortura y lesión corporal en el ejercicio de funciones públicas.

Bower dijo que el proceso que enfrenta es por venganza de golpistas, aunque no dio nombres de a quiénes se refería, pero dejó abierta la posibilidad de que se trataba de políticos y policías derrotados tras aquel intento de golpe de Estado de mayo de 2000.

Cuestionó al juez penal de garantías Gustavo Amarilla por la sanción disciplinaria que le impuso tras declararlo litigante de mala fe.

A través de su abogado Jorge Vasconsellos dijo que las dilaciones del proceso judicial, que está a punto de cumplir 18 años, se deben a los fiscales, jueces y camaristas, que ante la menor presentación de escritos por parte de la defensa, interrumpen el normal desarrollo de la causa.

Vasconsellos también aseguró que la sanción que aplicó el juez Amarilla no está prevista en el Código Procesal Penal, a la vez que aseguró que su cliente siempre se sometió a la justicia.

Bower también dijo que durante 2 años y medio fue chantajeado con la amenaza del juicio oral, a través de llamadas telefónicas, de mensajes a través de amigos.

Agregó que quizás los chantajistas piensan que tiene el dinero que no posee.

Sobre el hecho de tortura dijo que con base en certificados médicos puede afirmar que nunca existió.

Recusan a los camaristas

El excomisario Merardo Palacios primero planteó la recusación contra el juez Gustavo Amarilla y luego también recusó a los miembros de la Cámara de Apelación, Cristóbal Sánchez, Bibiana Benítez y José Agustín Fernández. De esta forma el caso quedó parado y tiene que ser la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia la que estudie la recusación de los camaristas, para que luego se vea la situación de la recusación contra el juez Amarilla.