Sin embargo, pese a que ya habrían vendido los fusiles a 10.000 dólares cada uno, en el mercado negro en la Triple Frontera, los miembros de la gavilla cayeron presos, insólitamente, por un billete de 100.000 guaraníes, que fue el precio por el cual vendieron el celular LG que robaron del militar asesinado.
El aparato fue rastreado por el equipo de investigación al ser encendido, en Ciudad del Este, con un número que figura a nombre de Sonia Isabel Caballero Rojas (34).
La mujer, al ser localizada, dijo que el celular le entregó su pareja, Luis Alberto Villalba Cantero (33), quien al ser detenido admitió que el teléfono le prestó su amigo Carlos Osmar Aguilera Cano (27).
Este último, por su parte, también cuando fue arrestado contó que compró el aparato, por 100.000 guaraníes, de un excamarada del cuartel, quien al final resultó ser el sargento primero Marcelino Delvalle Cantero, sobre quien se cerró el círculo de la investigación.
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