Los uniformados afectados presumen que habría un negociado de por medio, en algunos casos conviene más dejar de retirarlos, debido a que en combustibles gastan más que el valor de las mercaderías.
Oficiales de carrera bien identificados, que por temor a represalias prefieren el anonimato, sostienen que hay una disconformidad generalizada, ya que muchas veces deben gastar de sus bolsillos para comer y hasta para alimentar a los numerosos detenidos.
El inconveniente es más pronunciado en las sedes policiales más aisladas.
“Muchas veces los suboficiales enviados van para retirar el suministro para una semana, completan 250 kilómetros y hasta más (ida y vuelta), sacrifican tiempo y cupos de combustibles, para finalmente retirar un litro de aceite, cinco kilos de fideos, un poco de arroz, algunas cebollas y tomates de mala calidad, así como pocos kilos de carne barata, mayormente hueso blanco”, explicó un alto jefe policial.
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Recordó que para el operativo de Caacupé la Policía de Paraguarí debía recibir 1.800 kilogramos de carne, pero solo llegó el 50 por ciento.
Todos los cuestionamientos apuntan al comisario Osvaldo Maldonado, así como el jefe de Policía, comisario principal Édgar Caballero Azcona, que argumentaron un supuesto recorte presupuestario.