El expolicía detenido es Jorgelino Centurión Cuevas (35), dado de baja en 2010 por el sonado robo de un arma de guerra. Fue arrestado luego de enfrentarse a tiros contra policías de la comisaría 1ª Central.
Los uniformados altearon a Jorgelino cuando estaba a punto de alzar en su automóvil a tres cómplices que fueron sorprendidos sobre el tejado de la fábrica de gaseosas Niko, situada en la avenida Manuel Ortiz Guerrero de San Lorenzo.
El exsuboficial, al ser descubierto, intentó atropellar con su rodado a los agentes, pero finalmente fue dominado, no así el otro ocupante del rodado, quien corrió y se abrió paso a balazos.
El comisario principal Amado Cantero, quien lideró el operativo, señaló que el expolicía aparentemente era el jefe de la gavilla, que a su vez pretendía robar unos G. 500 millones que sabían estaban guardados en la bóveda de dicha empresa.
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Los investigadores, de hecho, prácticamente aseguraron que hubo complicidad interna, ya que los criminales hicieron un boquete justo encima de la oficina donde se presumía que estaba el dinero.
Sin embargo, el plan resultó infructuoso debido a que los uniformados descubrieron las intenciones de los maleantes y los atraparon en flagrancia.
Los tres sospechosos que tenían que entrar a la empresa y después huir con el expolicía son Enrique Javier Cardozo Silvero (27), con antecedente por hurto agravado y medida de arresto domiciliario; Pedro Ramón Cantero Noguera (46), con seis antecedentes por robo y homicidio, y Eduardo Javier Martínez Ojeda (35), con orden de captura por hurto agravado y que además operaba con tres identidades distintas, según los datos obtenidos.
